sábado, 2 de marzo de 2013

Del caminante



todo puede venirse abajo
si no sabes situarte en los espacios
donde las sombras permiten que un sirimiri
cale el paraguas de tus huesos

allí no habrá jaulas
                        palabra

la misma gente
cuidará que todo esté bien

y no creas
                        no debes dejarte abatir por esa creencia
que no has significado

te nombro
                        sé que si te nombro
puedo llegar a ver de nuevo los rasgos que aprendí casi de memoria
y no estoy imaginando
ya sabes que la voluntad
puede lograr lo que más desees

supiste estar en la sombra
lo cual no es fácil sin abrir la boca
sin abrirte las carnes

veo los espacios más desnudos si cabe
y empiezo a confundir las formas

el triángulo no es rectángulo
y la curva quiere estirarse hasta tocar el otro punto
para hacer la distancia más corta

ya ves que permanezco tan cuerdo como los años me permiten

pero ten seguro una cosa
mis sesiones de hipocondrías
tolerar que el sol
a mí
pueda permitirse el lujo de abrigarme
sin que deba agradecérselo
y el estéreo donde suena la música
que acompaña a este bolígrafo
                           son imprescindibles

sé que no hubo tiempo material para que yo te dejase ver cómo era
tú si te esforzaste en el intercambio

comprendiste rápido lo de la caducidad
de ahí horas de monólogos en los que siempre eras el protagonista
en los que te dejaba hablar
mientras
fuera
el gato del vecino hacía esfuerzos
por no caerse de una uralita plagada de avispas
                         
trazando una curva demasiado recta




poema inédito de Ángel Muñoz

5 comentarios:

Nená dijo...

Esa humanidad de tus versos puede tocarse, es vocinglera, tímida, rabiosa. Es increíblemente creíble, y me encanta.
Un abrazo,

Nená

Piedad dijo...

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Nená dijo...

Debo pedirte disculpas porque en un comentario anterior creo haber puesto 'increíblemente creíble', siendo una expresión muy desafortunada y además no era eso lo que quería escribir, sino increíblemente tangible. En cualquier caso mi comentario creo recordar que fue un absoluto despropósito y lamento de veras haber estado tan desacertada. El poema era bellísimo.

Nená

Ángel Muñoz dijo...

Nada de disculpas íntimo fárrago, lo comprendo. Un abrazo y gracias por pasar.

Ángel Muñoz dijo...

Gracias Piedad.