martes, 27 de septiembre de 2011

Me informa mi colega Velpister y aquí os lo dejo a tod@s. Merece la pena


Qué pasa colegas
acabo de componer una suite para piano, de puta madre, que he decidido autoeditar y poner a la venta. Para conseguir que la peña lo compre, incluyo un cuadrito al óleo de pequeño formato (20x20) como portada, cada uno es único e irrepetible, realizados con una serie que he creado a propósito titulada "reliquias", una auténtica maravilla, para qué negarlo. Cada DVD cuesta 30 miserables y asquerosos euros, la edición es de coleccionista, en serie limitada de 100 ejemplares debidamente firmados, numerados y cuidadosamente elaborados para garantizar su durabilidad.
Espero no sólo que me compréis uno, sino dos o tres o más. Además agradezco la difusión por todos los medios que os sean posibles, que le habléis a la peña de la posibilidad de adquirir un cuadro DVD/cuadro de Velpister por 30 euros de ná. A mi, artista que se empeña en seguir siéndolo, me vendrá de puta madre, no estaréis haciendo caridad, ya que cuando veáis el producto me llamaréis para pedirme por favor, que os cobre mucho más de lo que habréis pagado, pero yo rechazaré cualquier cantidad adicional que queráis darme, a no ser que insistáis demasiado, en cuyo caso os cobraré lo que de verdad vale la movida.
Espero que no me defraudéis, yo no lo haré con esta movida, garantizo la satisfacción.
En este link que os pongo podéis tener más información e incluso ver y escuchar la suite entera, también tenéis algunas de las portadas del DVD. No se pueden elegir, cada cual tendrá una portada al azar.

http://velpister.blogspot.com/p/cola-para-genocidio.html

Un poema de Gunnar Ekelöf

17.

El amor es un cirujano
puede cortar en tu cuerpo como un bisturí
opera cerca de tu corazón
Puede circuncidarte
¿No me crees?
¡Yo sé! Te opera
la piel y el cabello
la manera de andar
Para el amor no hay medicina alguna
Excepto el bisturí del cirujano.

17.

Kärleken är en kirurg
den kan skära i dig som en kniv
den opererar kring hjärtat
Den kan omskära dig
Tror du mig inte?
Jag vet! Den opererar
din hud och ditt har
det sätt pa vilket du gar
För kärlek finns ingen medicin
endast kirurgens kniv.



Extraído de su libro LA LEYENDA DE FATUMEH editado por Nórdica Libros

Christopher Moore y "El ángel más tonto del mundo"


Un ángel llamado Raziel (que aparece en la anterior novela de Moore (Lamb: The Gospel According to Biff, Christ's Childhood Pal) es enviado a la Tierra para cumplir el deseo de un niño. Él decide ayudar a un niño que ha presenciado el asesinato de un hombre vestido de Papá Noel. Mientras, la ciudad se prepara para una cena comunitaria en la iglesia local, situada junto al cementerio. En su inepto intento de devolver la vida a "Santa", el ángel provoca que un gran grupo de zombies hambrientos de cerebros salga de sus tumbas y se abalance sobre los habitantes del pueblo.


texto extraído de la Wikipedia.
Cada vez que quiero leer algo ligero, divertirme y olvidarme de todo, atrapo a Moore y no lo suelto hasta la última página.

Ángel dixit.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Me parece interesante esta reflexión de mi amigo Naveiras


no escribo nunca sobre poesía, ni sobre el poeta, ni de su relación con el poema, ni con el verso, ni con todo eso. Pero hoy lo haré. Porque por fin, el otro día, dos amigos, el mismo día, casi al unísono aunque de forma secuencial, me hablaron de mi poesía. O de mi poética.

El caso es que ambos coincidían en un análisis y en una frase: mis poemas no transmiten una mierda.

Eso, claramente, me dolió. Dos veces en un día, dos malas críticas, un poeta, un ego…. Dios, duele, compañeros, duele. AAAAAAAaaaaaaaaaaaaaahhhhgggggarrrrrggghhhh CUANTO DOLOR. Pena, rabia, hidrofobia, no se como describir como un poeta, con peaso de ego como el mío, trataba de encajar dos golpes así. Todos estos años escribiendo para conseguir transmitir NADA. Mierda.

Uno, en estos momentos, da vueltas. Bueno, es normal, no tienes por qué gustarle a todos, la poesía es así, tienes que aprender a encajar estos golpes…

en fin, lo típico.

Bueno. yo que se a que venía todo esto. Supongo que debo reflejar lo que la gente opina sobre lo que escribo, sea bueno o malo y tal.

Yo sigo, a ver si consigo tranmitir algo y no en morse.



si quieres seguir su blog pincha aquí

miércoles, 21 de septiembre de 2011

José Ángel Valente




SE llena a veces el mundo de tristeza.
Los armarios de luna con la imagen de un niño
navegan en la noche.

El viento llora

como un animal herido,
solo bajo las nubes.
Los blancos lirios de la primavera
nadie podría ahora recordarlos.

Baja

tumultuoso el río
opaco de las sombras.

Piedras. Norte. Estalla
lejos la luz, muy lejos.

Andemos todavía.


(Días de invierno de 1993)

"El árbol de la vida", arte más allá de lo narrativo by Adrián Massanet




Terrence Malick, aunque se resiste a ser fotografiado y a conceder entrevistas, lo que le confiere un aura de misterio y la sensación de que se trata de un ermitaño incapaz de relacionarse con el mundo, ni está solo ni está desconectado del mundo. Le acompañan (le han acompañado siempre), en su viaje estético y vital, nombres como los del filósofo Martin Heidegger, el poeta Walt Whitman o el escritor, poeta, agrimensor, naturalista, activista, anarquista, conferenciante y fabricante de lápices Henry David Thoreau. Y por su visión panteísta y su condición de creador de imágenes, está realmente conectado al hombre, a la vida y al mundo. Desde 1973 ha dirigido cinco largometrajes y, aunque jamás será acreedor de (siempre sospechosos, o casi siempre) consensos de ninguna clase y en ningún lugar, ahora goza de un enorme prestigio como cineasta y de una libertad en sus proyectos con la que pueden ejercer su misión muy pocos (contados con los dedos de una mano) directores en el mundo. Un privilegio conquistado, y no regalado por nadie, a base de coherencia y de una total fidelidad a sí mismo y a su misión de escultor de imágenes y sonidos cinematográficos. Imágenes y sonidos que da la impresión de pertenecerle sólo a él, en verdad, y con los que ha construido una obra breve en títulos pero enorme en cuanto a su capacidad de arrastre, su vuelo poético, su refinada e inimitable búsqueda de lo invisible. Esa indagación abstracta en regiones del alma y de la mente que para muchos artistas queda vedada.

Ahora, tras su paso triunfal por Cannes (no exento de voces que la aborrecían), ha llegado a España la última de estas películas (dicen que ya tiene terminado el rodaje de la siguiente, y que prepara una séptima) y son esperables y lógicas las reacciones dispares (hasta opuestas) ante una película absolutamente inclasificable, alejada de cualquier otra que podamos ver en una pantalla ahora o nunca, y ante la que no es posible acercarse, y mucho menos realizar un análisis medianamente serio y valioso, haciendo uso de las herramientas o los arquetipos que tantas veces se emplean cuando se trata de escribir sobre una obra cinematográfica, pues sus múltiples aristas (conceptuales, filosóficas, formales, temáticas, técnicas, líricas) lo impiden, ya que Malick llega quizá más lejos que nunca en su particular y muy radical concepción del cine. Pero, aunque radical, palpitan en sus imágenes, aunque sea en el subsuelo de ellas, algunas de las indagaciones espirituales de los más grandes directores norteamericanos (Ford, Capra, Lynch), europeos (Truffaut, Erice, Resnais) o asiáticos (Ozu, Mizoguchi, Yimou), y participan de una universalidad incontestable, que las convierte en plenamente accesibles para cualquier ser humano. Una película que, además, encuentra en sus enormes desequilibrios estructurales su verdadera razón de ser y su indescriptible éxtasis emocional. No es la perfección, ni la verdad, lo que aspira a capturar esta hermosa película, sino la escurridiza, luminosa y percutante energía de la vida misma.

Muchos se acercarán a esta película y sentirán un irresistible y feroz rechazo. Probablemente abandonen la sala o se sientan defraudados. No es nada nuevo. Reacciones similares tuvieron lugar cuando ‘La delgada línea roja’ (‘The Thin Red Line’, 1998) o ‘El nuevo mundo’ (‘The New World’, 2005), vieron la luz. La probabilidad de que esto ocurra será mucho mayor si el espectador no conoce la obra previa de Malick, o si no es consciente de que este director no tiene el menor interés, nunca lo ha tenido, en entretener o enamorar al espectador con una historia bellamente filmada. No son cosas que le interesen o que le muevan para salir de su casa y ponerse a filmar una película. Tampoco le interesa una narración convencional, o filmar un episodio de la vida de un personaje como lo haría cualquier otro director. Aún quedan algunos artistas en el mundo que son capaces de elaborar un mundo propio en las páginas de un libro, o en las imágenes y sonidos de una película simplemente porque ellos respiran y beben eso como una forma de vida, y una misteriosa chispa en su interior les obliga a establecer sus propias reglas y a no hacer algo que a se haya hecho, o no de la misma forma. Es decir, son creadores. Y no pueden dejar de serlo. Ni siquiera les interesa la narración, ni la trama. Sólo una cosa les importa, y es permitirnos, a nosotros, asistir a las secretas conexiones de todas las cosas vivas, como demiurgos o profetas capaces de comprender todo lo que nos destruye y nos llena de paz, todo lo que tememos y lo que amamos, lo que nos aprisiona y nos hace libres.



Amar es perdonar, comprender, aceptar

Algunos analistas que la habían visto decían que ‘El árbol de la vida’ (‘The Tree of Life’, 2011) era una obra de enormes ambiciones, que trataba de conectar poéticamente al ser humano con los orígenes del universo, y que en su secuencia se buceaba en cuestiones metafísicas inextricables y crípticas. Todo ello desde una puesta en escena muy autocomplaciente y forzada, hasta grandilocuente. Para mí, la realidad es muy otra. No existe tal ambición desmesurada (al menos, en lo temático) ni tales elementos crípticos. Siendo una película con algunos grandes defectos (sobre todo en su zona final), sorprende por la enorme contención de su estrategia estética y porque, aunque su carácter espiritual la lleva a mostrar imágenes como la creación de una supernova o el surgimiento de un enorme dinosaurio en una playa, sorprendentemente su cámara jamás se aleja de la realidad de una familia de Texas, del nacimiento de un niño, del pulso vital de lo cotidiano. Su único interés es el hombre, y el corazón de esta película es el perdón como la única y definitiva prueba de amor sin límites, y como territorio final de redención y sosiego. Y a partir de ahí la imaginación de Malick propone una zambullida sin límites a los misterios indescrifrables de la infancia, y es de tal calibre su aportación que se inscribe con letras de oro en la larga tradición de esas maravillosas películas que han hecho de la transición de niño a adulto la medula espinal de su secuencia.

El director se crió en Waco, Texas, en una familia conflictiva de grandes altibajos económicos y sentimentales, y tuvo una adolescencia marcada por el contacto con la naturaleza y el aprendizaje de los resortes violentos del mundo que le rodeaba. Su hermano murió en circunstancias que nadie conoce bien del todo. Pero sí se conoce que él se ha sentido durante años terriblemente culpable por ello. Estamos, por tanto, ante una confesión fílmica en toda regla, y ante la expresión dramática de unos demonios interiores violentísimos y muy dolorosos, pero también ante la evocación plácida, sensorialmente apabullante, de unos recuerdos muy intensos. En la ficción son los recuerdos de un hombre roto y perdido en una gran ciudad, agobiado por enormes edificios de cristal y acero, y por un trabajo que le aporta dinero y posición, pero que le vacía por dentro y no le hace feliz. Ese hombre, al que aporta su rostro el imprescindible Sean Penn, es un alter-ego evidente del propio director, y cuando no vaga por el fotograma o conversa oscuramente con su padre en un ascensor que le lleva a ninguna parte, se evade en la remembranza de su infancia con sus dos hermanos, que en la cosmogonía de Malick viene a representar el paraíso perdido que ya vimos en las sociedades preindustriales de las Islas Solomon de ‘La delgada línea roja’ o en la Virginia salvaje de ‘El nuevo mundo’. Se trata de un hombre que anhela recuperar una inocencia y una alegría que en su vida parecen perdidas, y que pasan por aceptar las propias enormes limitaciones y que la muerte es invencible y caprichosa, pero que no puede arrebatarle todo lo bueno que ha conocido.

Pero para ello tendrá que recordar (es decir, volver a pasar por el corazón) muchos acontecimientos terribles y oscuros que le marcaron para siempre y que sólo ahora, siendo un hombre maduro, puede intentar comprender. De este modo, la película es un enorme flash-back, que en los primeros momentos son como fogonazos que golpean su cuerpo y que luego, durante dos horas, serán el eje central del relato. Nos convertiremos en él, y nos sentiremos completamente identificados (yo mismo me he sentido estremecedoramente retratado en mi relación con mi padre y con mi hermano) en su vértigo emocional, y seremos testigos privilegiados de la vida rutinaria de una familia media de mediados del siglo XX en un barrio residencial como pudo haber miles en Estados Unidos. Seremos parte de esa familia y se nos permitirá compartir sus momentos de euforia y sus miserias y épocas de dolor. Pero nunca desde lo moral o lo narrativo, y siempre desde lo sensorial, lo fugaz, crisol de instantes irrepetibles que, en su misma esencia, llega a convocar una tensión psíquica y espiritual muy difícil de describir y que sólo las grandes obras de arte pueden atesorar, y se descubre uno llorando ante sus imágenes, sin saber muy bien si las lágrimas están provocadas por la belleza de esas imágenes o por lo desgarrador y lacerante de algunas escenas. O quizá porque uno comprende que realmente ya no está solo en el mundo.



Rasgos de una complejísma puesta en escena

Bien sabrán los lectores que el rodaje tuvo lugar hace más de dos años, y que se llegaron a filmar casi 600.000 metros de película. Después del rodaje, Malick se dedicó, durante muchos meses, a pulir su obra obsesivamente, añadiéndole por primera vez elementos digitales, y el resultado es uno de los aspectos cinemáticos más perfectos de la historia del cine. Ya en el rodaje repitió el mismo esquema con el eminente operador Emmanuel Lubezki, cuando ambos convinieron en que toda luz sería natural, que todos los lugares de rodaje se verían completamente privados de cables o utensilios eléctricos, y que todos los planos serían cámara en mano, salvo muy pocos de grúa, que precisamente tuvieron lugar en el árbol que preside la casa. La cámara de Malick es más nerviosa y fluctuante que nunca, y no tiene miedo de efectuar furiosos barridos y panorámicas de derecha a izquierda y viceversa, así como de picar, contrapicar y torcer la cámara si con todo ello puede expresar con mayor potencia el estado anímico de sus personajes. Pero también caben en ella esos rasgos contemplativos, serenos, de obras anteriores, en los que queda patente su capacidad innata para la observación pura de la naturaleza, no como un entorno preciosista, sino como una metáfora de lo que quiere expresar y también como conexión de sus criaturas con algo más grande y eterno que ellos mismos. Los grandes poetas siempre observaron la naturaleza, no por un amor entrañable o ingenuo hacia ella, sino como constatación de que estamos unidos al entorno natural por lazos inmortales que, a su vez, nos vuelven a nosotros inmortales. En el cine, puede que haya muy pocos que comprendan (es un experto geólogo y conoce todas las plantas) o se acerquen a un río o a un bosque como lo hace él.

En ‘El árbol de la vida’, con un aspecto de 1.85:1, se han utilizado cámaras de 35 mm, así como cámaras submarinas y otras Panavisión 65 mm. También se ha trabajado, para los complejísimos planos del universo y de la creación del mundo, con cámaras Phantom de alta velocidad y cámaras digitales. En la pantalla, se tiene la sensación de obtener la película más heterogénea, a un nivel plástico, de toda la obra de Malick. Por otro lado, es la primera vez que filma imágenes de la vida contemporánea, siempre preocupado por un pasado más o menos reciente. Sin duda, es un cambio importante. Pero también prosigue en su obsesión por la luz cortada del amanecer y del atardecer, como la atmósfera perfecta para fijar los recuerdos. El montaje sigue siendo abrupto e impredecible, con cortes chocantes que superponen el mismo plano o simplemente le arrebatan segundos, o con enormes contrastes entre un plano y otro, tanto de significado como de tonalidad, lo que muchas veces trastoca drásticamente el flujo emocional de una secuencia y nos pone en la incómoda necesidad de tener que rellenar los huecos de la historia, siguiendo los hilos de los gestos o las réplicas. Todo es tan veloz, tan vertiginoso, como un recuerdo, y también, como tal, a menudo no sabemos si lo que estamos viendo es un hecho objetivo y dramatizado o bien un pensamiento o un anhelo o una necesidad de incluir en ese recuerdo actos o frases que nunca se hicieron o nunca se dijeron. En otras ocasiones, casi parece que asistamos más a un sueño, o al recuerdo de un sueño. Pero en lugar de desorientarnos o de confundirnos entre sueños y recuerdos, nunca perdemos el mapa emocional y sentimental de los personajes y eso nos ayuda a seguir la película con total perfección, sin perder jamás la tensión interna de la secuencia.

La cámara está muy encima de los actores, incluso de los bebés, en secuencias complejísimas. Malick trabajaba con un equipo mínimo y buscaba el ambiente propicio para que los acontecimientos ocurriesen realmente, más que ser fingidos o interpretados. Una técnica muy complicada de llevar a cabo, y que requiere de muchas horas y de una delicadeza y una dureza extremas. Pero de esta forma Malick es capaz de apresar numerosos instantes casi mágicos, en los que el azar, la improvisación, y hasta la verdad, hacen su aparición de repente. Todo para construir algunos de los momentos más hermosos del cine reciente: el niño que comienza a tocar la guitarra en segundo término y el padre le acompaña, abrumado por la emoción, con su piano; la mariposa que vuela alrededor de la madre y finalmente se posa en su mano; los niños de pocos meses de edad jugando en el jardín de la casa y compitiendo por el cariño de su madre con muy diferentes tácticas; el bebé que apenas gatea por el suelo enfrentándose a la enorme escalera de la casa, escalera que terminará en una buhardilla que más adelante albergará algunos de sus sueños recurrentes; los hijos aprovechando la ausencia del dictatorial padre para convertir la casa en un espacio de anarquía y risas; la piedad de un dinosaurio cazador hacia su presa, cuando ya la tiene acorralada; la reunión celestial de familias en una playa de ensueño… Malick se lanza con toda su potencia visual a hablar con Dios, a preguntarle por qué los seres queridos mueren y por qué nos sentimos tan solos, para así librarse de la culpa del hermano muerto, para situar al hombre más allá de lo narrativo y buscar la belleza de lo que no se ve, pero se siente.


Dicen que Sean Penn, al ver su personaje reducido a un mero fantasma en la película, se ha cogido un buen cabreo. Pero a mi modo de ver, su presencia fugaz, casi trastornada, es vital para la película, y ejerce de ancla y de pregunta ante la respuesta que son los recuerdos, y si su segmento hubiera disfrutado de mayor tiempo, el enorme peso de las vivencias de los chavales habría quedado aún más desequilibrado y la película, ya de por sí agotadora, se hubiera aniquilado a sí misma en una sucesión de viajes hacia el pasado y hacia el presente. Brad Pitt, cuyo personaje estaba previsto que lo interpretara el fallecido Heath Ledger, borda un dificilísimo trabajo de contención y de explosión, que fácilmente podría haber caído en lo exagerado o incoherente, pero que este actor cada vez más dueño de su talento, es capaz de clavar con una precisión admirable. Sin embargo, la unión de todos los personajes al final, las imágenes del interior torturado de Penn, la elegíaca secuencia de la playa en la que la madre sigue hablando con Dios y tienen lugar tantos reencuentros, queda bastante forzada, y no acaba de encontrar el necesario tempo y la necesaria fuerza expresiva, como si Malick hubiera necesitado de una hora más para ensamblarla debidamente, y aunque no empaña todo lo demás, ni mucho menos, desmerece bastante del largo segmento de los niños, en cuyos juegos y descubrimientos está, de lejos, lo más valioso de esta audaz película. También en la relación de un hijo con su padre, tan generoso y cálido como estricto y violento, maestro de los sinsabores y la agresividad de un mundo despiadado.

Las conquistas de una obra revolucionaria

Y así, poco a poco, odiaremos a un padre que representa la oscuridad, mientras la madre representa la luz. Pero luego sentiremos piedad por un progenitor que también es un hombre roto y vacío, para el que la vida es demasiado dura y pesada, y que detrás de toda su dureza esconde mucho dolor y mucha frustración. Y poco a poco iremos viendo como el perdón y la aceptación y comprensión total del otro es la llave para que el pasado por fin se cierre y, quizá, se abra un futuro que parece cada vez más negro. ‘El árbol de la vida’ se instala en este presente oscuro dominado por el capitalismo salvaje y la crítica situación individual de cada uno, pero vuelve la mirada a un pasado que puede darnos la libertad, la energía y la alegría de volver a empezar y así construir un mundo, y sobre todo un interior de cada uno, más libre y esperanzador. Terrence Malick, aunque siempre narra algunas de las más terribles negruras del alma del hombre común, tiene plena confianza en él, y no se cansa de esperar que lo mejor de él reemplace a lo peor y que seamos capaces de encontrar la belleza en el mundo que nos rodea y dejemos de revolcarnos en nuestras miserias. La música de Alexandre Desplat (quien, al parecer, ha tenido una relación creativa con Malick tan tortuosa y llena de problemas como la tuvieran Hans Zimmer o James Horner), uno de los compositores más inspirados de la actualidad, es complejísima y también incide en toda esta búsqueda de esperanza a través del camino del dolor y la oscuridad. Más que llamar la atención sobre sí misma, con melodías o sinfonías destacadas, se incrusta a la perfección en el collage audiovisual que construye Malick, acompañada también de grandes piezas de Bach, Brahms y otros.

Obra lírica antinarrativa, verdadera investigadora de nuevas formas cinematográficas, y a la vez compulsiva confesión en forma de arte, ‘El árbol de la vida’ es una experiencia sensorial obligatoria para todo aquél que no encuentre ya satisfacción en las formas más obsoletas y anticuadas del cine como cuentacuentos, y sí como el exacto soporte de los recuerdos y de los sueños.






Mi buen amigo Adrián Massanet nos deja este pedazo de artículo sobre la última película de Terrence Malick, extraído de aquí

Nueva adquisición de Cormac McCarthy




Estamos en la frontera entre México y Estados Unidos a mediados del siglo XIX. Las autoridades mexicanas y del estado de Texas organizan una expedición paramilitar para acabar con el mayor número posible de indios. Es el llamado grupo Glanton, que tiene como líder espiritual al juez Holden, un ser violento y cruel, un hombre calvo, albino, sin pestañas ni cejas. Nunca duerme, y le gusta tocar el violín y bailar. Viola y asesina a niños de ambos sexos y afirma que nunca morirá. Todo cambia cuando los carniceros de Glanton pasan de asesinar indios y arrancarles la cabellera a exterminar a los mexicanos que les pagan. Se instaura así la ley de la selva, un terreno moral donde la figura del juez se convierte en una especie de dios arbitrario.


Espero que todo lo que relata esta novela se cumpla al leerla, y que la recomendación de Javi (librería la independiente) merezca la pena.

Un jamón del calibre 45 de Carlos Salem


De Carlos Salem. Novela que comienza así:

Tres palabras: jodido, pero contento. Así me sentía ese viernes por la mañana mientras caminaba hasta Correos con la mochila a la espalda y los bolsos cruzados. Mi sombra se estiró en la vereda casi desierta y pensé que si me ponía un sombrero iba a parecer el chino de Kung Fu. Yo era muy chiquito cuando pusieron la serie en la tele, pero después la repitieron tantas veces que me la sabía de memoria. Las series siempre se repiten. Como las despedidas.
Me moría de sueño. Había pasado la noche en los bares de Malasaña, que en seis meses en España se habían convertido en las provincias de mi patria provisional. Pude dejar los bolsos en cualquiera de ellos y volver a buscarlos después, pero preferí acarrearlos de un bar a otro y entrar de día en mi nueva casa. No quería llegar como un perro apaleado. Una voz enana en mi cabeza preguntó que cuál era la diferencia y la mandé a cagar. Volvió al ataque sugiriendo que a lo mejor ya era hora de usar el pasaje de vuelta a la Argentina y no supe qué contestar.
Seguían siendo tres palabras, pero a lo mejor tenía que cambiar el orden.
Contento, pero jodido.


conozco a Salem desde hace un tiempo, a Barrueco ídem. Enhorabuena a Carlos por la publicación y gracias José Ángel por el post que he traído de su blog al mío.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Los amos de Brooklyn de Antoine Fuqua






Cuando ayer fui al cine a disfrutar del nuevo film de Antoine Fuqua llevaba sellada la sana intención, en mi mente, de pasármelo como un niño pequeño.

He de decir que para gustos los colores, pero el cine de Fuqua es un cine sincero, honesto, directo, sin tapujos. Eso sí, no ha abandonado, en los Amos de Brooklyn, ni abandonará, una seria de señas de identidad que hace de sus películas algo muy personal: contar, vivir, hacernos sentir las calles de los barrios más desfavorecidos como si de un puñetazo en pleno rostro se tratase.

Richard Gere en su papel de poli veterano a punto de jubilarse, solitario, absorbido por el sistema, dejándose arrastrar por la corriente, está sencillamente genial.

Ethan Hawke ha mejorado y mucho. Quizá sea el rol más elaborado, aunque quiere recordarnos al de Denzel en Training Day, con esa "simulada" sobreactuación pero bien manejada. Ese exceso de ansia, de nervios, de descontrol por apropiarse de lo ajeno para salvar una familia. Creo que la palabra exacta es que borda su papel, mejora al de poli pardillo de "Día de entrenamiento".

Don Cheadle nos quiere traer a la memoria a un Leonardo di Caprio infiltrado en la banda que controla el mercado de las drogas, desesperado por dejar de desempeñar el papel que le ha tocado: bailar con la más fea. Jugándose el tipo y viendo como todo la vida que tenía construída se desmorona a su alrededor. Eso sí, Cheadle está comedido, no sobreactua, quizá yo le he visto poco entregado en un papel que es muy abierto y él lo convierte en hermético. Podría haberle dado más juego.

Wesley Snipes tiene una presencia mínima en el fim que no deja indiferente. Se nota los años de cine, su bagaje como actor, unas tablas que en definitiva nos hacen olvidar al Blade que fue para ser ahora un mafioso que pese a todo tiene escrúpulos.

Si a los guiños a otros films policiacos como Infiltrados o incluso de su propia filmografía (Training Day), le añadimos que los nombres de Don Cheadle y Wesley Snipes nos traen a la memoria a un Stallone o Russell en Tango y Cash (aquella película policiaca de finales de los 80), podemos decir, o más bien puedo decir que Fuqua vuelve a dar de pleno en este género en el cual se maneja como pez en el agua.

Puntualizaré, para todos aquellos que vayan a verla, y sin destrozarles el final, que el mismo resulta poco creíble en algunos aspectos.

Poco más os puedo contar de esta película que en definitiva me ha entusiasmado y de la que he pretendido hacer una pequeña crónica sin ser especialista en ello.

Ángel dixit.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

MICHEL HOULLEBECQ y SUPERVIVENCIA





JIM

Mientras tú no estás aquí, yo te aguardo, te espero,
es una travesía en blanco y sin oxígeno.
Los peatones despistados, extrañamente, son verdes,
al fondo del autobús, siento que me estallan las venas.

Un amigo de siempre me avisa al llegar a Ségur.
Es muy buen chico, y conoce mi problema.
Me bajo y veo a Jim, está bajando del coche,
lleva no sé qué emblema en la cazadora.

Qué malo es Jim a veces, espera que me duela.
Yo sangro enseguida. La radio canturrea.
Entonces Jim saca sus herramientas; ya no queda nadie,
el bulevar está desierto. No necesito hospital.



El autor de LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES o LA POSIBILIDAD DE UNA ISLA, escribe poesía. Puede gustarte más o menos, pero su poemario, del cual está extraído dicho poema, SUPERVIVENCIA y editado con ACUARELA Y A. MACHADO es una gozada para los sentidos.

A David González


Hace tiempo, o no, lo desconozco, que David González dejó de estar en boca de muchos para estar en boca de casi nadie.

Lo primero que quiero destacar es que este post tenía ganas de hacerlo hace tiempo y no sabía muy bien como enfocarlo. Definitivamente me he plantado delante del blog y me he puesto a teclear.

Yo hacía muchos años que escribía poesía, antes incluso de que mi amigo Antonio Díez me descubriera la poesía de David. Pero conocer su obra, sus libros, conocerle a él, fue una experiencia.

David y su forma de vivir y pensar, llevándola hasta las últimas consecuencias, dejaron una huella en mi interior que fue plasmándose poco a poco en forma de, digamos, "versos".

Tras David vinieron otros poetas, otras lecturas, pero tengo que reconocer que si sigo escribiendo, modificando o no el estilo, es porque un buen día descubrí/me descubrieron a David González y eso me aportó alas.

Puede que mi estilo, con el tiempo, evolucione, o no. Puede que deje de escribir para siempre, o no, poesía. Pero no puedo renegar de lo que es cierto: él fue el primero con la fuerza suficiente es sus textos para atraerme, el resto vino después.

Ángel dixit.




LO MIRES POR DONDE LO MIRES

Comunicas con tu familia
dos veces a la semana:
los martes y los jueves,
en un locutorio
con un cristal de por medio.
Apenas son unos minutos
en cada comunicación:
unos veinte o por ahí,
pero puedes estar seguro
de que nunca te vas a comunicar
tanto
con tus padres,
sobre todo con tu padre,
como en el transcurso
de estas visitas.

poema extraído de su poemario EL DEMONIO TE COMA LAS OREJAS (1997-2008) editado por GLAYIU EDITORIAL.


Ana Patricia-Groenlandia-Origami


Groenlandia presenta su nuevo libro de narrativa:

LA VIDA MIENTRAS TANTO,
de Alfonso Vila Francés.

El primer libro de relatos del autor.

Ya disponible en el ISSUU y en el SCRIBD:






Groenlandia presenta su nuevo libro de poesía:

ANA Y LA INCERTIDUMBRE,
de Sergio S. Taboada

“Sergio Sánchez en Ana y la incertidumbre nos cuenta una historia tan real como su vida, tan efímera como la muerte y tan dolorosa y verdadera como el amor; porque amor sin sufrimiento no puede ser amor y porque tras toda esa angustia de ver paso a paso la ruina del ser amado no nos puede quedar más opción que seguir amándolo, pese a las ruinas, a las rutinas del día a día y pese a la presencia constante de su probable pronta ausencia”.

(Del epílogo de Eva Márquez)

Ya disponible en el SCRIBD y en el ISSUU:






martes, 13 de septiembre de 2011

I Certamen Nacional de Poesía Origami


Bases del I Premio de Poesía Nacional Origami.

Bases aquí.

Nueva presentación de Poetrastos, Viernes 16 de Septiembre

Amor manual


Prologado por Alejandro Céspedes
Epilogado por José Naveiras

La necesidad de recorrer mi geografía emocional era algo, que con el paso del tiempo, había devenido, prácticamente, en una obsesión.
El poder de la brevedad y la liberación de cualquier elemento de distracción lograron que en cada verso pudiese sentirme como el francotirador que a través de su mirilla enfoca, con delicadeza, su objetivo.
Ser certero, conmigo mismo, no ha sido un ejercicio fácil.

(Ángel Muñoz)

viernes, 9 de septiembre de 2011

Eva Gallud "Moléstenme solo para darme de comer"


Vuelve, volvemos, vuelve ella. LVR[ediciones junto a Eva Gallud tienen el placer de presentarles su tercer poemario: "Moléstenme solo para darme de comer" de Eva Gallud.

La primera presentación tendrá lugar el Jueves 15 de Septiembre a partir de las 20.30 horas en la Librería La Independiente del barrio de Malasaña (C/Espíritu Santo).

No te pierdas el potente arranque tras el verano con este magnífico poemario.

Los editores os esperan.


Hoy Cristina Martín (La Princesa Inca)




EL OTRO DÍA EL ABUELO NOS DIJO QUE QUERÍA MORIR

El otro día el abuelo
nos dijo que quería morir
y no entendimos su obcecación dominguera,
si su vida es un vaivén de cuartos,
de no salir de su casa,
de hablar pacientemente con su chucho Sara,
de levantarse en la noche con un ansia,
ojos miopes y doloridos,
húmedos de llorar
en la divagación de la memoria,
los pies,
que conocieron campiñas,
hinchados y postreros caminando la Nada.

El otro día el abuelo
nos dijo que quería morir.

El otro día.



poema extraído del poemario LA MUJER-PRECIPICIO de la Princesa Inca editado en Libros del Silencio

Fright Night by Colin Farrell









Vuelven los vampiros, vuelve Noche de Miedo con este remake en donde Colin Farrell le pegará un mordisco a todo el que se acerque.

A partir de hoy, viernes 9 de septiembre puedes verla en los cines.

Ángel dixit.

El hombre del saco de Vetusta Morla





Uno de los temas que más me gusta de este grupo madrileño, en su último disco, es el hombre del saco. Os dejo con lo que he podido encontrar por aquí.

Ángel dixit.

martes, 6 de septiembre de 2011

Amor manual



Amor manual. Poemario realizado por Ángel Muñoz y editado en Talentura Libros, de próxima aparición.

HETEROGÉNEOS


Y ellos son:

Kirmen Uribe – Juan Pinilla – María Villa – Gsús Bonilla – David Mayor – José Ángel Barrueco – Pablo García Casado – Marcos Canteli – Miriam Reyes – David Mardaras – Estíbaliz Espinosa – Alberto Lema – Carmen Camacho – Joaquín Juan Peñalva – Ausías Navarro Millet – Antonio Díez – Safrika – Nuria Mezquita – Antonio G. Villarán – Yolanda Castaño – Gonzalo Escarpa – Ángel Muñoz – Isabel García Mellado – Pablo Texón – Ana Vega – Óscar Aguado – Andrés Neuman – Luis Bagué Quílez – Marcus Versus – María Couceiro Fernández – Juan Andrés García Román – Mario Crespo – Robert Albert – Nacho Montoto – Déborah Vukusic – José Daniel García – Eduardo Boix – Arturo Méndez Cons – Javier Das – Lluis Pons Mora – Julieta Viñas Arjona – Alberto García-Teresa – Ignacio Escuín – Alejandra Vanessa – Alicia García Nuñez – Carmen Beltrán Falces – Laura Pérez Manzano – Hasier Larretxea – Vanessa Díez Tari – Eduardo Fariña Poveda – Ana Patricia Moya – Pablo López Gargallo – David Refoyo Aguiar – Sofía Castañón – Javier Pascual Ramírez – Antonio Huerta – Ben Clark – Elena Medel – Martín Mosteiro Espina – Almudena Vidorreta – Javi Gato




Gracias a Ediciones Escalera por hacerme participar tanto en la portada (con la imagen de la misma) como en su interior, con muy buenos poetas.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Brooklyns Fines






Esperando con muchas ganas este estreno.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Francisco Cenamor y el teatro


Hola, ya estoy por aquí un nuevo curso. Para comenzar este próximo mes de octubre estoy programando tres cursos de teatro que espero te gusten. Hemos cambiado algunos horarios, pero hemos mantenido los precios del curso pasado.

Taller de iniciación al teatro
Es el curso habitual pero cambiando el día y la hora. Será los martes a las 20 horas. Especial para quienes se acerquen al teatro por primera vez o hayan participado en grupos y quieran aprender a manejar su cuerpo y los aspectos básicos de la interpretación; siempre partiendo del aprendizaje personal para poder crear por nuestra propia cuenta situaciones y personajes.

Taller para montar una obra de teatro
En este taller saltamos al vacío: sin texto, sin partir de nada, iremos creando una obra en un divertido proceso que acabará en junio subidos sobre un escenario y mostrando la obra que entre todos hayamos creado.

Taller de escenas, personajes e improvisación
Esta es la novedad de este año. Es un taller pensado para quienes ya habéis pasado por alguno de nuestros cursos anuales y queréis seguir practicando lo aprendido. O para personas que estén en grupos de teatro y quieran un lugar donde experimentar situaciones y personajes, o para quienes ya no está y estuvieron en grupos y quieran volver a disfrutar del teatro. Si la cosa se da bien, es más que probable que hagamos prácticas con público. Este nuevo curso se impartirá los miércoles de 18,30 a 20,30 horas.

Ya sabéis que quienes ya habéis pasado por los cursos tenéis preferencia a la hora de retomarlo, pero os rogaría que me lo comunicaseis cuanto antes: el máximo de plazas es de 8.

Podéis poneros en contacto a través de este correo o en mis teléfonos: 912883743 o 625096356. Y si sabéis de alguien que pueda estar interesado no dudéis en informarle o enviarle este correo.

Un abrazo y hasta pronto.

--
http://franciscocenamor.blogspot.com/

No exit de Ioan Es. Pop by Baile del Sol


LOS MUNDOS LÍVIDOS

Mientras aquí es de noche,
allá será de madrugada.

se dirán mañana cosas importantes,
pero no tan importantes como
para que el mundo no quede igual.

Trajiste llaves más grandes que las puertas
que hay que abrir.
¡qué rumor hay detrás, en los pasillos,
y qué poco ruido se oye aquí!

Talvez hemos avanzado más de lo que debíamos.

Talvez los últimos de la fila encontraron la salida
precisamente por donde entramos nosotros.

Talvez, arrancado de sus charnelas, el cuarto
levantó el vuelo a nuestro alrededor,
y nosotros metemos llaves a diestra y siniestra,
rebuscamos detrás de puertas que no existen,
nos obstinamos en no levantar jamás la vista.

¿Dónde no debíamos entrar?
¿de dónde no debíamos salir?
El amigo dice que este verano será largo
y que las guerras se aplazarán nuevamente,
porque los nacimientos fueron de nuevo
demasiado pocos este año,
de modo que otra vez se quedará sólo la guerra consigo
[misma.

Ahora, buenas noches. Despunta el día también aquí.
El cuarto se retiró hace mucho de nuestro alrededor,
y nosotros seguimos andando a tientas con las llaves tras las
[puertas todavía, ahora.

¿Qué estás haciendo? ¡Metiste tus llaves entre mis costillas!
¿Quieres entrar? ¿Te esfuerzas por salir?
¿o sólo por abrir y nada más?

Ya te lo dije: fuera es verano y hace sol.
fuera ya no es lo que creías.
vete de mi cama, vengo del infierno
y mi carne está consumida por el horror.

Ioan Es Pop. No Exit. Ed. Baile del Sol. 2011.



Súper 8 según Barrueco




He aquí, por fin, la tercera película de J. J. Abrams como director, tras la interesante Misión Imposible III y la inolvidable Star Trek (destinada a convertirse en un clásico): Super 8, un revival del cine dirigido y producido por Steven Spielberg en los 80.

Lo primero que llama la atención son los guiños a esas películas: los dormitorios de los protagonistas, con toda clase de parafernalia de cinéfilo adolescente (pósters de Star Wars, Halloween, cubiertas de cómics y de revistas de terror… igual que los cuartos que veíamos en E.T. o Los Goonies); la presencia del actor Glynn Turman en el papel del personaje que lo desencadena todo (evidente guiño a Gremlins, donde el mismo intérprete, haciendo de profesor de biología que experimenta con uno de los ejemplares, se convertía en la primera víctima de las criaturas); la pandilla tipo goonie que conforman los protagonistas, donde incluso hay un chaval especializado en inventos caseros, a la manera de Data; sin olvidar el tono sentimental, en esta ocasión anclado en la reciente muerte de la madre del protagonista.

Lo segundo es la maestría del director. Abrams, bajo el patrocinio de Spielberg, ha hecho su propia versión de aquellas cintas con las que muchos crecimos. Como me dijo mi colega Choche: se trata de una película de los 80 hecha en el siglo XXI y con mejores medios. En este sentido, el trabajo de Abrams como director es espectacular: su planificación y sus movimientos de cámara demuestran que detrás hay un hombre que conoce el oficio y ama el cine. Esa cámara se convierte en el ojo inquieto de un voyeur que filma el mundo con una super 8. Si van a verla, fíjense en los ángulos en los que siempre coloca el objetivo.

Super 8 sería redonda si no fuese por dos lastres que la alejan del espíritu ochentero y la convierten en una película entretenida, pero no imprescindible. En primer lugar, no emociona. Y no emociona como, por ejemplo, sí lo hacían E.T. o Regreso al futuro o El secreto de la pirámide o Los Goonies (para que no se me acuse de ser un espectador demasiado joven cuando esos títulos se estrenaron, admito que me emocioné con Inception, la citada Star Trek, Gran Torino, El caballero oscuro o Infiltrados, por hablar de taquillazos actuales). Esa falta de emoción lastra, como digo, el producto final. Y luego está el desenlace: blando, mal traído y demasiado ridículo (me refiero a los últimos cinco minutos de metraje), algo que, por fortuna, se olvida durante los créditos, donde vemos el corto sobre zombies que los muchachos han rodado, una parodia maestra sobre los cortometrajes cutres que los aprendices de cinéfilo hacen en su adolescencia. En suma: como espectáculo y lección técnica de cine, se merece un 10; pero no llega al corazón, no profundiza, no conquista como lo hizo E.T.




entrada entera extraída del blog de José Ángel Barrueco que podeis ver pinchando aquí.

She´s In Fashion






No deja de gustarme y sorprenderme cada vez que lo escucho. El señor Brett Anderson, el vocalista de "Suede" ("Gamuza"), en solitario o con su grupo, nunca te defraudará con su música.

Ángel dixit.