miércoles, 31 de octubre de 2012

Siete poemas de Ana Gorría



Trasluz
Hogueras que se encienden en las faldas del sueño:
la luz, que no dormida, agota las luciérnagas.
Enfermo de horizonte, el cansancio que incendia
su clave de amapola.
Los párpados cansados de la noche,
la altura de la luz,
su almena rota,
el dardo meridiano que se extingue
después de las ventanas.


Celda
           Recogimiento,
                                        voz
que alumbra las paredes:


primavera en secreto.


Límites para el cielo
Después el sueño
                           lento,
la morosa
caducidad de un niño.


El animal que olvida la distancia.


III
[Ariadna olvida el mar]

El rostro reclinó. Desde la orilla
todo era paz. Olor. Inmensidades.
Verdades concedidas al espacio,
suavemente oscilando entre las ramas.
Aspiró el aire frío que se abría
como un sol de papel en los pulmones.
Saber del mar su luz, su pasadizo.
Atrás dejar la sal. Volver a casa.


Tantálida
Balsa que en el estómago
naufraga,
lejano el sol,
imperio de la sed.


Sintaxis en ceniza
A pesar de la duda y del cansancio,
triste animal,
                             vencido,
que la tierra
consiente.


Invierno
Estación de cristal
donde la lengua acude
a olvidar signos.
Pulso de paz y cielo,
la nieve enciende flores de ceniza.


Araña. Ana Gorría. El Gaviero Ediciones. Colección Troquel. Almería. 2005.

extraído del blog de Ándres González


2 comentarios:

juan bello dijo...

Ese libro es increíble. Y su autora también. Ángel, si no lo has leído, ahora estás obligado. Por tu bien.

Un saludo!

Ángel Muñoz dijo...

Tengo la suerte de haberlo leído, Juan. Y a Ana, la conozco, un poco eso sí, pero la conozco. Estoy de acuerdo contigo, gran libro no, librazo, amigo.