martes, 3 de mayo de 2011

Lo que pasó en Fuenlabrada- Ácido Tour 2.

ACIDO TOUR 2 - MESÓN KIEBRO FUENLABRADA
Viernes 29 de abril de 2011


Poetas invitados (por orden de intervención): 1. Esteban Gutiérrez "Baco" 2. Javier Pascual 3. Batania (Neorrabioso) 4. Hipólito García "Bolo" 5. David Vázquez 6. Delia Aguiar 7. Kike Rosquilla 8. Antonio Díez 9. Gsús Bonilla 10. Ana Pérez Cañamares 11. Actuación musical de Ni Voz ni Bótox 12. Actuación musical de Kike Rosquilla + músicos y bailarines espontáneos que había entre el público.


Duración: En principio iba a empezar a las nueve. Comenzó cerca de las 10, lo cual es un retraso habitual en este tipo de eventos, al menos en Fuenlabrada. La hora de finalización es confusa, ya que hubo quien siguió subiendo al escenario para cantar, tocar diversos instrumentos, bailar, etc. hasta la hora de cierre del local, que son las tres de la madrugada.


Incidencias: Este evento sirvió también para recoger libros usados que serán utilizados en un proyecto sin ánimo de lucro de fomento de la lectura organizado por la asociación IMPLIC-ARTE de Aranda de Duero. Los numerosos libros donados sirvieron de utilería improvisada al quedar esparcidos durante el escenario durante el recital. Los poemas que leyeron Bolo y Gsús Bonilla también fueron arrojados sobre el escenario, aunque Bolo quiso recogerlos para regalarlos uno por uno entre los asistentes. Esteban Gutiérrez leyó poemas de Daniel Sancet, quien no pudo asistir ya que a última hora tuvo que cancelar su viaje desde Zaragoza por motivos personales.



Esteban Gutiérrez "Baco"
La noche nos era propicia. Y digo la noche porque a las nueve, hora en la que estaba previsto que comenzara el recital, era todavía de día... Y hasta las nueve menos cinco no llegó la primera persona del público, la escritora fuenlabreña María Jesús Silva. Era evidente que debíamos esperar a que se ocultara el sol para empezar con la descarga ácida... La ventaja de celebrar un recital en un bar es que pudimos tomarnos algunas cervezas tranquilamente, comer algo y charlar sobre los últimos cotilleos literarios. Si además coincide que estás en el Mesón Kiebro Fuenlabrada, lo tienes muy fácil porque Chuchi, el jefe al otro lado de la barra, estuvo siempre muy ágil para tenernos atendidos toda la noche. Y ya se sabe que tener contentos a los poetas es bastante complicado. Por cierto que a los que actuamos no nos dejó pagar ni una sola consumición (y por mi parte fueron muchas), todo un detalle. Y así, poco a poco, el bar se iba llenando de curiosos y aficionados a la poesía...


Cuando se hizo por fin de noche y cuando, como se estilaba hacer tradicionalmente durante el ramadán, ya no se podía distinguir un hilo blanco de uno negro sin ayuda de luz artificial, supimos que había terminado nuestro particular ayuno poético. Era hora de subirse al escenario. El primero fue, por supuesto, Esteban Gutiérrez "Baco", pratriarca ácido de la literatura fuenlabreña. Esteban explicó el motivo del Ácido Tour 2: Repúblika. Repúblika, sí, así, con k: que fuera un evento que sirviera tanto para recordar nuestra memoria histórica como colectivo como para reivindicar una nueva república tan digna o más que la octogenaria y fusilada república española. Y abrió fuego con dos de sus poemas. Esteban lleva a gala ser un "cuentista", y así lo demuestra en sus novelas y con su labor en la revista especializada en el género del cuento Al otro lado del espejo, lo cual no quiere decir que desdeñe por eso el género de la poesía, donde se mueve también como pez en el agua. Es la poesía de Esteban, en ocasiones, narrativa y discursiva, con destellos líricos imaginativos y mensaje de profundo calado. Un tipo de poesía ideal para comenzar un recital de este tipo, ya que encuadraba y nos introducía perfectamente en lo que iba a venir a continuación...


Antes de proseguir con esta crónica debo hacer una aclaración: existe una diferencia muy importante a tener en cuenta entre los recitales de poesía en Fuenlabrada y otros a los que suelo acudir en Madrid, y es que en Madrid un porcentaje muy alto del público son otros poetas. En Fuenlabrada no. En Fuenlabrada no sólo los poetas estábamos en minoría sino que el público que nos acompañaba son en su mayoría ajenos al mundo literario, de los blogs, etc. Muchos no conocían ni de oídas a los poetas que venían, excepto a los locales, claro (y aquí incluyo a Bolo, que nos visita de vez en cuando), poetas locales por cierto a los que tampoco nos conocen como "poetas", sino como habituales del bar y de otras movidas... Es un público por lo tanto poco o nada purista, ignorante de odios o sectarismos diversos, pero exigente y ávido de emociones: si se aburre se va a buscar una cerveza o se marcha, si se divierte ríe, si le provocan grita, si se le aburre duerme o increpa. Quién demonios era la persona que iba a salir a recitar o cantar era algo que la mayoría ignoraba. Todo era una sorpresa... Luego iré introduciendo diversos comentarios que me dijeron al día siguiente algunos de los que vinieron de público. Pero luego, más tarde, que ahora tengo que seguir con la crónica...


Javier Pascual
El siguiente en salir fue Javier Pascual, quien se apuntó al recital con los preparativos avanzados y por lo tanto su nombre no pudo aparecer en el cartel. Venía a recoger los libros que habíamos donado en Fuenlabrada para un proyecto de fomento de la lectura en Aranda de Duero así que, ya que estaba por allí, acabó recitando unos poemas duros, terrosos, de color ocre, que recordaban las injusticias cometidas en este país durante la época de la dictadura. Intervención tal vez breve, pero emocionante. Luego volvería a subirse al escenario esta vez para tocar la guitarra, pero eso sería más tarde. Ahora estaba a punto de caer la primera bomba del recital: subía al escenario Batania, el poeta neorrabioso. Batania había preparado su intervención al milímetro:


Batania (Neorrabioso)
- Son unos doce minutos cuarenta segundos según mi último ensayo -nos había confesado cuando charlábamos en el bar antes de comenzar, dejándonos con cara de estupor a Ana Pérez Cañamares y a mí mismo, amigos confesos ambos de las improvisaciones...


Subió, como digo, Batania y deslizó una serie de poemas que fueron del agrado de los presentes, los cuales acompañaron al poeta blogero por excelencia con aplausos durante toda su intervención. Sí, se puede disfrutar con la poesía. Sí, se puede reír con la poesía. Sí, se pueden decir las cosas claras y que sea poesía. Eso entendieron muchos que era lo que nos había venido Batania a decir a Fuenlabrada y es que, aunque ya dije antes que al final contaría algunos comentarios que me hicieron al día siguiente, he pensado que lo voy a escribir ahora, por qué no... Y es así: al día siguiente bajo al Kiebro otra vez para tomarme algo que me quitara la resaca y me encuentro con Kike Rosquilla y El Tripi, dos artistas de los que luego hablaré. Y va Kike y me dice, con ese deje suyo tan gitano y tan amable:


- ¡Ay Antonio! ¡El vasco... ése dijo las cosas muy bien habladas, con mucho arte... Bueno, el vasco y el Bolo, que es amigo mío, fueron los que más me llegaron... Ah, claro, y también usted, don Antonio...
- Ya, claro...


Hipólito García "Bolo"
Pero volvamos al recital... Le llegó el turno a Bolo, que era uno de los más esperados de la noche y al que, como digo, ya le consideramos en Fuenlabrada un poeta local. No defraudó. Su intervención basada en poemas breves que había escrito en hojas de colores, y que iba arrojando al suelo según terminaba de leerlas, tuvo momentos jocosos, surrealistas, sorprendentes, brillantes y en ocasiones tiernos. Es normal que amemos a Bolo. Su sentido del humor, híbrido de Groucho Marx con Gila con toques de Woody Allen o de Faemino y Cansado es el humor que está presente en las conversaciones de nuestros bares de Fuenlabrada. Y no sólo eso. No sólo es el humor: Bolo lanza sus poemas al mar del público como el que lanza un mensaje a lo eterno. Sus escritos son en ocasiones botellas con crípticos mensajes que, flotando, flotando, llegan hasta lo más profundo del oyente. Bolo es uno de los mejores poetas de Madrid y eso se nota en algo muy sencillo: no importa el número de veces que vayas a escucharle, siempre te sorprende. Nunca Aburre. Siempre se aprende. Y siempre quieres volver a verle.


David Vázquez
Con Bolo entre aplausos y recogiendo sus papeles del suelo, quisimos abrir el micrófono a otros buenos poetas que nos acompañaban y que tenían ganas de participar. Y así fue que subió David Vázquez, joven poeta fuenlabreño, aunque con gran recorrido y muy buena proyección. Trajo poemas acordes con la temática del evento y en los que se denunciaba, entre otras cosas, la poca confianza que ofrecen los políticos a los integrantes de su generación. También hubo palos para su generación no obstante, a los que tildó de rebeldes de "cañas y tapas", lo cual yo lo entendí como una analogía de lo que toda la vida se ha llamado "anarquismo de salón". No son todos los males invento de la juventud, por lo tanto. Algunos son eternos.


Delia Aguiar
Y después de David, Delia Aguiar, para mí una de las sorpresas más gratas de la noche. Conozco a Delia de casi nada, tan solo de escucharla recitar en las jams de los Diablos Azules, en Madrid, y aunque no he tenido ocasión de leer mucho de lo que tiene escrito (todavía) me da la sensación de que sus poemas son capaces de evocar un mundo con pocas palabras, y que sus versos tienen una entereza pétrea que contrasta con su aparente fragilidad externa. Sólo leyó un poema. Un poema que me hizo respirar noche y me hizo sentir que tocaba la espalda de una mujer.


Kike Rosquilla
Y luego el último espontáneo. Para mí el triunfador de la noche: el cantaor flamenco Kike Rosquilla, para cuya intervención me es muy complicado encontrar palabras por varios motivos: porque es mi amigo, porque desde mi punto de vista estuvo inmenso y porque una parte de dicha intervención la he subido a youtube, para el que quiera verlo. Así que sobran las palabras... Recitó un poema de memoria y luego se cantó unas seguirillas a capela. Éste es el vídeo de Kike cantando. Le pedíamos más, pero su momento estaba por llegar, más tarde, al final del evento...


Antonio Díez
Y luego me tocaba a mí. La última vez que actúe con Kike yo fui su "telonero", leyendo poemas antes de una de sus actuaciones flamencas. El viernes fue él quien me dio paso. Para mí, un honor. Y bueno, estamos en las mismas, es difícil encontrar palabras para describir una actuación que no vi porque estaba sobre el escenario. Dije en plan broma, aunque absolutamente no lo era, que compartir escenario con gente tan grande era una responsabilidad a la que no estoy acostumbrado y que por eso le pedí a Esteban que me sacara hacia el final, cuando ya me hubiera tomado varias cervezas. En realidad no estaba nervioso, aunque sí excitado y algo chispado, pero todo fue empezar y sentirme cómodo, relatando historias nuevas mezcladas con otras habituales. Intentando combinar momentos de humor y tragedia, porque la vida la entiendo como una tragicomedia, en la que suceden cosas que te hacen reír o que te hacen llorar o mosquearte bastante de una forma casi aleatoria. Si la poesía ha de reflejar vida, pienso, no se puede renunciar a nada de eso. Así planteé el recital. Algunos que me han visto ya otras veces me dijeron luego:


- No nos hemos reído tanto como otras veces
- Bueno, qué se le va a hacer.... pero, ¿os ha gustado?
- Sí
- Pues ya está


Gsús Bonilla
Y a continuación el gran Gsús Bonilla. Bonilla es un poeta al que sigo desde hace ya bastante tiempo (ahora que lo pienso mucho tiempo ya) y hacia el que siento una especial admiración, tanto por su trayectoria, que hasta el momento me parece impecable, como por la maestría que ha alcanzado en la composición y escritura de versos, fruto de su esfuerzo y su compromiso con la poesía, así sin más. Una palabra, "poesía", que lleva tatuada sobre su propia piel. Literalmente. Gsús nos leyó una amplia selección de poemas diversos, correspondientes a todas su épocas y a pesar de que llegaba de un largo viaje y tenía que emprender otro al día siguiente, quiso presentarse en Fuenlabrada y participar en el recital y luego quedarse hasta la una y pico de la madrugada tomando algo con la gente sólo porque había dado su palabra de que vendría. Chapeau y muchas gracias, compañero.


Ana Pérez Cañamares
Y ya por fin, para terminar con el recital, Ana Pérez Cañamares. Ana leyó, para mi gustó, el mejor poema de la noche. Sé que es complicado arriesgarse a decir esto y que tal vez no siente bien a los otros compañeros. Lo siento. Pero esta crónica no es objetiva y si me gustó un poema en especial tengo que decirlo. Es un privilegio que tiene el cronista. De todas formas este blog no modera los comentarios, se pueden por supuesto corregir o matizar mis opiniones sin ningún problema.


Pero volviendo al tema, el poema del que hablo es uno que Ana ha titulado "Capitalismo". Hablando al día siguiente con mi colega Jofre me decía:


- Es un poema que sube y sube y sube y sube... y nunca termina de tocar techo...
- Sí, es como una de esas carreteras de montaña, que cuando crees que ya la has ascendido hasta el final, doblas la curva y ves que sigue subiendo otro trecho...
- Sí. Es como el Alpe d'Huez. Es un poema-Tourmalet...


Ni Voz ni Bótox
Pues eso. Que acabamos en el Tourmalet, por todo lo alto. La etapa reina de la Vuelta Poética. ¿Se podía pedir más? Pues claro que sí. Concluída la poesía era el turno de la música. Empezaron los Ni Voz ni Bótox, que cantaron por David González, invitado de honor en el anterior Ácido Tour, y luego otras canciones propias. A pesar de que sólo estaban dos componentes -el grupo consta en total de siete miembros- su actuación acústica fue reparadora y refrescante después de tanta revuelta por los alpes en bicicleta...


¡Oye! ¡No te digo ná!
¿Y después? La apoteosis. Volvió Kike Rosquilla al escenario, esta vez acompañado por El Tripi, guitarrista del Grupo Trozo, y por Marco Suárez al cajón, así como por Raquel al baile. Y empezó una fiesta típica del Mesón Kiebro. Ya son muchas las noches las que hemos acabado así, aunque esta vez con público que jaleaba a Kike y los suyos. Especialmente celebrado fue un tema del músico y poeta encarcelado Tinito la Calma, la que dice aquello de "Se parece a Conan", una canción que fue un broche de oro a una noche irrepetible y mágica.


Aunque no se había acabado del todo. De eso nada. Una sucesión de cantantes, guitarristas y músicos de todo pelaje siguieron dando caña hasta la hora de cierre, las tres de la mañana.


Y sí, El Kiebro cierra a las tres, pero por diversos motivos yo acabé llegando a mi casa a las nueve de la mañana... Como lo que pasó en ese intervalo de tiempo no es materia de esta crónica será mejor entonces dejarlo aquí...


Desde hoy empezaremos ya a prepararnos para el Ácido Tour 3...

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