viernes, 27 de abril de 2012

Últimas Luminarias de Miguel Ángel Curiel



44.

A veces oír la palabra agua da sed. Ver el vaso lleno de agua da sed. Da sed de pensar en el agua.




51.

Los paraguas negros son los más elegantes. Todos los paraguas para el sol son negros.



106.

Un río de bello nombre está seco ahora. No podrás bañarte más que en polvo. La mano suda al escribir esto.


133.

Voces a lo lejos, como de gente bañándose en un río, chapoteando en el agua. Si toda la alegría fuera así, limpia, inmersa en sí misma. Pero no puedo acercarme a reconocer qué es. Debo escuchar el mundo desde aquí.



166.

Hay pocos poetas que lleguen a viejos y no se hayan vuelto imbéciles. Muy pocos que hayan macerado dentro de sí una alta graduación de sabiduría.



207.

Es inútil prepararse para la muerte. Inútil servirle el té en el jardín seco, hablar con ella. Pasa el tiempo, no se lo bebe, no te contesta. Terminas arrojando el té de la taza a una maceta con camelias, y de nuevo más dosis, más medicinas, más nostalgia de ti mismo.


266.

A pie y a mano, así de intransigente sigo siendo conmigo mismo. Largas distancias sin tener prisa, y a la misma velocidad escribir un libro.


279.

El cieno es la memoria del agua. El agua es nuestra memoria.


306.

Siempre estoy muy lejos de donde soy. Un reparador de espacios, y podría hacer almas de mimbre, tirar los cardos al vacío.



todos los textos extraídos de su obra LUMINARIAS editado con Amargord

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