jueves, 12 de abril de 2012

XXVII.




La frecuencia del silencio
cuando fracturas el hábito
es un constante goteo de espinas asimétricas.


Cuando la soga surge
no se retrocede pese al impulso,

y mañana quedará arreglado.


Para ver,
antes es necesario estar dispuesto
aunque la sombra se anclase tres pasos atrás.

Siempre el pasado como referente,
como un fractal egoísta capaz de celebrar el error
si el desagüe arrastra la careta con la que pretendes aliviarte.


Buscar la dulzura en una botella,
                                   atajar entre el tráfico,
                                            los gusanos lamen pus de las pestañas.


Lanzarse como una piedra lejos de sí.

poema inédito de Ángel Muñoz

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