Lo conocí una noche.
En un antro de Madrid.
Su sonrisa me pilló por sorpresa
y desde esa noche,
sigue instalado en este corazón
que me bombea.
Le tuve que hacer un poema porque en los tiempos que nadan,
es la simbología perfecta para un poli:
alguien que ama y ayuda a las personas.
¿O no era eso para lo que fundaron el cuerpo...?
Va por ti,
guerrero,
por todo lo que nos queda por compartir,
de poesía y de futuro.
A Voltios,
que me inspira.
he conocido a
un niño
que podría ser
un adulto
pero
(por suerte para
mi alma)
no lo es.
He conocido a
un niño
(mira que te repites,
guapa)
que podría ser
mi amigo, y
ojalá
lo sea.
Y por último,
he conocido a
un niño
que tiene un corazón
tan grande
como una casa
de putas
y que vive
dentro
(y fuera, ¿cómo es posible?)
de una armadura.
Un niñopoli,
que inmensa
ternura…
2 comentarios:
Qué suerte!
Quedan pocos así!
Saludos
Gracias Sildelsur. Otro abrazo.
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