viernes, 21 de octubre de 2011

COMO SI SU BOCA FUERA UNA HERIDA de Antonio Díez


Anoche me pasé por el evento de los relatos de los Diablos Azules. Era la primera vez que iba y, en principio, mi intención era escuchar allí a mi amiga Mayte Sánchez Sempere, la cuentista invitada de ayer, tomarme algo, y luego dar una vuelta por Malasaña con mis colegas, pero sucedió algo inesperado...


Resulta que el evento no sólo consiste en escuchar al invitado (invitada en este caso). No. Además se organiza un pequeño concurso de escritura rápida. No lo sabía, pero ya que estaba allí dije, pues venga, adelante, vamos a escribir algo, lo primero que se me pase por la cabeza. Y así lo hice... Aquí abajo os dejo el resultado, un relato cuya única condición era que contuviera la frase "como si su boca fuera una herida".


¿Y qué pasó? Pues que para mi sorpresa (y la de Jofre, Rober y Aitana, los colegas con los que había quedado ayer) gané el primer premio. Llegar y besar en santo, se dice... ¿Y cuál era el premio? Una botella de vino (la de la foto) que nos duró, a tragos largos, la distancia que hay de los Diablos Azules al Bukowski, el siguiente bar al que fuimos...


Pero no me enrollo más. El relato:

* * *

Estaba harto de aquel tipo: que si yo tal, que si yo cual, etcétera. Me arrepentía de haber quedado con él. Caminábamos por las calles de Valencia, por la zona del puerto. Había llegado esa misma mañana en el barco de Ibiza y, en cuanto le vi, todo vestido de blanco y sonriente como si su boca fuera una herida, me cayó mal.

- Entonces, ¿tienes algo nuevo, algo novedoso? - Le pregunté.
- Pues claro
- Oye, ¿tú estabas en Loco Mía, dices? No te recuerdo. El cantante no eras, ¿no?
- El cantante, el cantante... Pues no. Pero todos éramos cantantes allí, por cierto. Cantábamos todos. Pero sí: cantante, cantante, pues yo no, era otro. Yo tocaba.
- ¿Tocabas? ¿Qué tocabas?
- La guitarra-piano
- ¿Guitarra-piano? ???
- Sí, ya sabes. Es como un teclado pero en forma de guitarra. Es guay.
- No recuerdo yo que en Loco Mía nadie tocara eso. Abanicos sí. Pero ¿guitarra-piano?
- Bueno, en algunos temas. En los videoclips, pues no. Abanicos ahí. Le dábamos al abanico a tope. Para la gente. Le gustaba a la gente.

No me fiaba de aquel tipo. Entramos en una casa de comidas del barrio del Cabanyal, eran ya casi las dos. Sudábamos. Yo notaba que la camiseta se me pegaba al cuerpo y al mismo tiempo me llegaban ráfagas de olor fétido desde las rodelas de sudor dibujadas en la sobaquera de su camisa blanca.

- Entonces ¿qué? - Le dije- ¿Algo nuevo?
- Sí y no.

Me sacaba de quicio aquel tipo. ¿Por qué me habían enviado precisamente a mí los de la revista? No lo he dicho, pero trabajo en una revista musical de mierda. Imagínate, ¡para que les interese este tío!. Y todo porque estaba en Valencia aquel fin de semana, ¡para un puto fin de semana que salgo de Madrid!

- Dime, ¿qué has preparado?
- Pues lo que te digo: guitarra-piano. Tiene que volver. Todo vuelve, las modas son cíclicas...

Me daban ganas de estrangularle allí mismo.

- ¿Guitarra-piano pero cómo?
- Los clásicos: Haydn, Schubert, Beethoven...

Menudo subnormal.

- ¡Ah, qué buena idea! -intenté fingir- Acompañado por una orquesta sinfónica y tal...
- No. A lo unplugged.

Fue entonces. Con el cuchillo que nos habían traído para untar el alioli.


este señor al que admiro y es un genio, amén de buen colega es Antonio Díez y su blog lo podeis ver pinchando aquí.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cuando el monstruo está en la larva, es ahí cuando hay que hacerlo. La única guitarra-piano que puedo soportar es la de Camela.

virgi dijo...

Mira que hay gente insoportable.
Besitos