IMAGINA LOS ÁNGELES DE PAN
Éste es el año en que los ocupas desalojan a los caeros,
y otean como almirantes desde un balcón
o alzan sus manos alabando
al vapor de la ducha;
éste es el año
en que los refugiados envueltos en mantan deportan a jueces
que clavan la mirada en el suelo
y en sus hinchados pies
mientras se sellan los expedientes
con sus nuevo destino;
éste es el año en que los revólvers de la policía,
calientes como estufas, llenan de ampollas los dedos
de policías enfurecidos,
y en que las porras se astillan
en sus manos;
éste es el año
en que los hombres de piel oscura
linchados hace un siglo
regresan en paz a tomar café
con los descendientes arrepentidos
de sus verdugos.
Éste es el año en que aquellos
que nadan contra la resaca de la frontera
y tiemblan en vagones de mercancías
son recibidos con trompetas y tambores
en el primer paso a nivel
del otro lado;
éte es el año en que las manos
que recogen tomate de la mata
arrancan la escritura a la tierra que germina las matas,
el año en que las mano que enlatan tomates
figuran en el testamento
del dueño de tan disparatada conserveraM
éste es el año en que los ojos
que escuecen por el veneno purificador de retretes
despiertan al fin con la visión
del monte al cantar el gallo,
peregrinaje de nacimiento inmigrante;
éste es el año en que las cucarachas
se extinguen, en que ningún médico
encuentra cucas incrustadas
en las orejas de ningún niño;
éste es el año en que los cupones para comida
de las madres adolescentes
se subastan como doblones de oro,
y no se presta ni un céntimo para comprar machetes
que preparen ramos de cabezas segadas
en el país de los cafetales.
Si la abolición de la esclavitud con grilletes
comenzó con la visión de unas manos sin grilletes,
entonces éste es el año;
si el cierre de los campos de exterminio
comenzó con el sueño de una tierra
sin alambre de espino ni crematorio,
entonces éste es el año;
si cada rebelión comienza con la idea
de que un conquistador a caballo
no es un dios de muchas piernas, y que también se ahoga
si cae al río,
entonces éste es el año.
Ojalá cada boca humillada,
con los dientes como lápidas profanadas,
se colme con los ángeles de pan.
MARTÍN ESPADA, Soldados en el jardín, El Gaviero Ediciones.
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