Principiantes indolentes
complacemos la mórbida
consagración del esteticismo
de maniquí
precintados por la tradición
y su escuadra.
Colapsados por la sociedad
del espectáculo
celebramos los gorjeos
a contraluz.
Saquemos a la excepcionalidad
de cuarentena
sin dejar rastro
ni ser
apéndice.
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