Y trepar hasta los ojos
con la intención de asomarte en ellos
para así hallar lo esperado.
No es fruto con guillotina
deambular sus calles
y el iris
en cada piedra descolocada en el asfalto.
Templar el aliento.
La desazón y su mala jugada
si el paso se acelera.
Lo esperado torna a sorpresa
en cada recoveco
que pretende amarte.
Dolor de belleza en las manos.
Mientras, en el fondo,
el río desciende
con la ignorancia del que no puede mirar.
CUENCA 2005
poema inédito de Ángel Muñoz
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