viernes, 15 de octubre de 2010

DE LO QUE AYER ACONTECIÓ, Y EVA Y ANTONIO EN EL TINTERO


Ayer se convirtió en otra tarde especial para mi. Volví a ver a mucha gente querida, muchos amigos, creo que todos lo pasamos bien, pero ¡joder! si hasta vino mi amigo de la infancia el MANZAS del que hablo en el poemario.

¡Madre mía!, no me sale la crónica de hoy, de veras, me acabo de levantar con un dolor de pelota inmenso, pero sí quería agradeceros, como siempre hace este pesado, a todos y todas el interés que ha despertado en vosotros mis letras. Imagino que en la gran mayoría de los casos un interés real que yo no sabré nunca como compensar.

La lista de agradecimientos sería inmensa, por ello he decidido que os voy a dejar con un, para mi, magnífico regalo que son dos grandes poemas de dos personas, también muy grandes, que me acompañaron anoche y que por una u otra razón se quedaron en el tintero: uno en el tintero de mi cabeza y otro sin recitar (pero más que nada por motivos de nuestra organización, mi organización que fue un poco desastre):

ANTONIO DÍEZ

vuelvo a mi casa a las tantas
de a ti no te importa dónde
con el frío de la noche
de octubre
en los labios

hace un par de días que no
había visto mi coche
pero ahí está

aparcado

en el cristal empañado
alguien ha dibujado con el dedo
dos corazones

me conmueven estas cosas

pero tacho uno:
el que se acaba de romper

(escuchar a Antonio es escuchar la espontaneidad en estado puro, me halaga ser su amigo, de veras, y poder leerle es un placer pues pocas veces se deja caer por recitales para hacerlo, no así como oyente. Este poema ha sido el último que ha escrito y ayer me dijo que me lo regalaba tal cual, en bruto, sin retoques, y yo sólo puedo dejároslo aquí. Gracias Antonio).


EVA GALLUD

a veces vuelvo muy tarde
de desgarrar la noche
con uñas de cerveza

y cuando bajo mi calle
meto el corazón
en el aro del llavero

-el dedo, quiero decir-

y empuño la del cerrojo
como un nudillo satélite
por si tengo que defenderme
del alcohol oscuro
que ciega algunos ojos
y babea de los labios
muertos

de los imberbes cocidos
que siempre tienen algo que gritarte
a estas horas negras

ésos
que al sol
no se atreven
ni a mirarte a la cara
de pura vergüenza

de cómo siembran el parque
con los cristales
de sus vidas rotas


(Lo de Eva es demasiado. Me reconozco colega-amigo suyo, no sé como ella quiera catalogarme y que lo que escribe me gusta mucho. Le pedí que se trajese algo para que yo lo leyese, seleccioné este poema, pero entre tanto jaleo, honestamente se me olvidó. No podía dejar pasar la oportunidad de mostraros lo bien que lo hace. Gracias Eva y sobre todo por no saber rematar la frase de que tiene su propio, su propio: ¿DNI, coche, piso?, no sé, ¡ si seré idiota!)

Y gracias a Batania, a Ada y a Nacho.

Y NO LLORÉ. Pero si estuve sin palabras, ¡coño! que parecía medio tonto, durante muchos ratos, por no decir toda la noche, incluso en la explicación a Santi Tena del título.

Voltios dixit.

3 comentarios:

Monogatari dijo...

Gracias a ti, Ángel, por invitarme a compartir un momento tan especial. Fue estupendo.

Y como no tengo ni piso ni coche, nos conformaremos con lo del DNI que aunque no me reconozca en la foto creo que sí que es propio.

Un beso enorme y gracias de nuevo.

Jose Zúñiga dijo...

Pero casi... Y no es pa menos.

(ahora sí)

mjromero dijo...

Grande, de corazón..., da gusto leer cosas buenas.
Estos dos poemas son magníficos.

abrazos