miércoles, 5 de septiembre de 2012

EL CAIRO, 2004 poema inédito de Agustín Calvo Galán









La ciudad se abre en un ruido constante, la noche es antigua y se prolonga. Multitudes de jóvenes ociosos recorren las avenidas y la orilla oriental del río, miran pasar los barcos lujosos repletos de extranjeros, y aprovechan cualquier excusa para cantar, abrazarse o dar la bienvenida a los recién llegados.
Los árabes la llamaron la victoriosa. En sus edificios ruinosos parece que perviven las huellas de una guerra moderna
o de una catástrofe irrepetible;
más que victoria gloriosa, muestran una lenta derrota africana.
Minaretes iluminados, colinas de azul y alabastro, más altas son las súplicas
a los pies,
sobre alfombras orientales,
más altas las ansías del pueblo por elevarse
de sus palabras enclaustrados, más altas, muchos más,
de su yugo inapelable,
en la religiosidad popular, reglamentada o abstracta,
de un país febril
pero descalzo.
 
 
extraído de su blog aquí

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