DECÍA ABUELO:
Ovejas esquiladas, que temblaban de frío, y no sólo por el hecho de haberles quitado su abrigo natural, que también; sino que, y a mi modo de ver -porque así me lo enseñaron- por el miedo que todo lo paraliza. Mi abuelo materno me enseñó que las ovejas, en época de esquila, eran más huidizas que en cualquier otro mes del año. Esta rutina anual que llegaba unos meses antes de que el abrasador verano hiciese estragos en la Siberia extremeña y que contribuía a que el animal soportase mejor los calores, a la par de que le sirviese de refresco, le proporcionaba un nuevo look que año tras año no dejaba de sorprenderlas; no obstante, después de la esquila, a la oveja se le quedaba un cara entre sorpresa e insulto, digna de ver. Pero entonces ¿por qué eran más huidizas ahora? La clave está en el miedo –decía mi abuelo–. Son animales, como nosotros, que sienten y padecen.
Mi familia –como otras muchas-, que sintió y padeció los estragos (ruina, daño físico o moral –en el caso de mi familia: hambre-) de la brutalidad de la sinrazón (acción injusta o no razonable), utilizó hacia sus vástagos, entiendo que como mecanismo de defensa: el silencio (abstención de hablar), a modo de protegernos, a modo, también, de protegerse ellos mismos. Una vez pensé si esto era cobardía, pero con unos años más que tengo a mis espaldas y , últimamente, con alguna que otra charla sobre el tema con mi madre, comprendo que la película era sobrevivir. Y así fue, sobrevivieron, sobreviví. No obstante, comprendo que un hijo, mellizo de otro, muerto porque en sus pechos sólo había leche para uno; un hermano muerto en la guerra; otros molidos a palos; un marido lisiado, aunque dispuesto día y noche a buscarse las habichuelas para mantener seis hijos más; más familia, vecinos, todos represaliados por el mero hecho de ser labradores, pastores….y éstos tener por norma no coincidir en la perspectiva de la vida con el cacique de turno; decía que comprendo a mi abuela y su vivencia –por ejemplo- en su silencio. Comprendo lo que es sobrevivir en determinadas circunstancias. Alejarse del terror, posiblemente olvidar, para que en cierta manera, sus nietos no se vean en similares circunstancias.
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Ovejas esquiladas, que temblaban de frío, y no sólo por el hecho de haberles quitado su abrigo natural, que también; sino que, y a mi modo de ver -porque así me lo enseñaron- por el miedo que todo lo paraliza. Mi abuelo materno me enseñó que las ovejas, en época de esquila, eran más huidizas que en cualquier otro mes del año. Esta rutina anual que llegaba unos meses antes de que el abrasador verano hiciese estragos en la Siberia extremeña y que contribuía a que el animal soportase mejor los calores, a la par de que le sirviese de refresco, le proporcionaba un nuevo look que año tras año no dejaba de sorprenderlas; no obstante, después de la esquila, a la oveja se le quedaba un cara entre sorpresa e insulto, digna de ver. Pero entonces ¿por qué eran más huidizas ahora? La clave está en el miedo –decía mi abuelo–. Son animales, como nosotros, que sienten y padecen.
Mi familia –como otras muchas-, que sintió y padeció los estragos (ruina, daño físico o moral –en el caso de mi familia: hambre-) de la brutalidad de la sinrazón (acción injusta o no razonable), utilizó hacia sus vástagos, entiendo que como mecanismo de defensa: el silencio (abstención de hablar), a modo de protegernos, a modo, también, de protegerse ellos mismos. Una vez pensé si esto era cobardía, pero con unos años más que tengo a mis espaldas y , últimamente, con alguna que otra charla sobre el tema con mi madre, comprendo que la película era sobrevivir. Y así fue, sobrevivieron, sobreviví. No obstante, comprendo que un hijo, mellizo de otro, muerto porque en sus pechos sólo había leche para uno; un hermano muerto en la guerra; otros molidos a palos; un marido lisiado, aunque dispuesto día y noche a buscarse las habichuelas para mantener seis hijos más; más familia, vecinos, todos represaliados por el mero hecho de ser labradores, pastores….y éstos tener por norma no coincidir en la perspectiva de la vida con el cacique de turno; decía que comprendo a mi abuela y su vivencia –por ejemplo- en su silencio. Comprendo lo que es sobrevivir en determinadas circunstancias. Alejarse del terror, posiblemente olvidar, para que en cierta manera, sus nietos no se vean en similares circunstancias.
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Abuela, abuelo, si algo aprendí de vosotros, fue la honestidad. Ahora que de vez en cuando apunto las cosas -por eso de que la memoria nos traiciona- decidí, hace algún tiempo, que el silencio ya tuvo su espacio. Se acerca el verano, y es época de esquila. Os juro, que lo que menos tengo es miedo.
NOTA 1: El video (20”) extraído de http://www.foroporlamemoria.info y que me parece un ejercicio en contra del olvido excepcional (en un momento del vídeo la persona que va relatando su vida por aquellos días y el fatal desenlace de los suyos, lleva entre sus manos los alambres con los que ataron a su familiar y un trozo de sombrero que llevaba puesto en el momento de volarle cabeza, y que conserva desde entonces). En el vídeo hay diferentes testimonios que rememoran los macabros hechos acontecidos 1939 en Herrera del Castillo, hoy con el nombre de Herrera del Duque, y Peloche, pedanía o barrio perteneciente a este municipio de la provincia de Badajoz, es el pueblo, y lo sigue siendo, de toda mi familia, la de mi padre y mi madre.
En el año 2004, se consiguió sacar, con “alevosía y nocturnidad” -pues no a todo el pueblo le pareció bien- de una fosa común a alguno de los familiares de la gente que aparece en este documental; no obstante se sabe que hay más fosas comunes con más represaliados; en Peloche, dice mi madre, se sabe de una, en un lugar que llamamos La Fuente del Espino, y que hace unos años, y sin venir a cuento plantaron una ermita donde se rinde pleitesía a una virgen que llaman del Espino.
El Juzgado de Herrera del Duque es uno de los pocos que todavía no tiene archivada la causa “memoria histórica” de la que el juez Gazón se inhibió, y en cierto modo gracias a este documental, del que espero siga haciendo, si no lo ha hecho ya, esta labor de memoria, ahora más que nunca, tan necesaria.
NOTA 2: Abuelo también decía: que la mierda es ambidiestra; y en cierta manera, y según que casos ,no le faltaba razón. El tema es que desde hace mucho tiempo no milito en ningún partido político, no sé si seré ahora más libre o menos esclavo, la cosa es que únicamente confío en la persona o individuo como tal, y lo que están o intentan hacer con este hombre me parece una aberración. Por eso mi apoyo incondicional al Juez Garzón.
NOTA 3: Esto va por ella, él y todos ellos:
si había una noche fría
-como las de antes-
la señora siempreluto
los acurrucaba junto a sus tetas
luego, les sentaba a cada uno sobre
sus rodillas
y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes
empezaba a hablarles de aquellos niños
que no tenían padres con los bolsillos repletos de monedas
de aquellos niños
que jugaban con el aro de metal de un barril de tocino
y hablaba
de que a aquellos niños
les sonaban las tripas y que el juego
obedecía a la imaginación
y que los niños crecieron y ya no había suposiciones
ni juegos para olvidarse de comer
y que aun así había que seguir en pie…
…y que ya era hora de dormir
porque no había más que contar.
la abuela tenía miedo a trastornarles el sueño
y cuando tenía la certeza de que estaban dormiditos,
ensimismada,
y con un runrún
y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes. seguía:
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios
la historia es como sigue...
sólo doblaron las rodillas
en los últimos espasmos de la nuca
al posterior disparo.
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios.
de Gsús Bonilla, en OVEJAS ESQUILADAS, QUE TEMBLABAN DE FRÍO
La labor de Gsus con este post es encomiable, de verdad, por eso lo he querido reproducir íntegro, sin tocar ni un ápice lo que él ha escrito. Chapeau amigo!, de verdad. Sólo añadiré un poema mío muy en relación con el tema.
mis motivos
la guerra civil
no se hizo
para mejorar
la situación económica
de un país
tampoco
para que niños
y niñas
dejasen de pasar hambre
y fuesen a la escuela
pese a ser huérfanos
ni siquiera
con la intención
vana
eso sí
muy vana
de unificar
el ideal político
del pueblo
la guerra civil
se hizo
porque a un puñado
de hijos de puta
se les plantó en los huevos
y no te voy a decir
quién los encabezaba
Post entero extraído del blog jartit@detó
Poema final inédito de Voltios.
3 comentarios:
Una maravilla. Se me encoge el corazón pero luego da saltos de alegría. Como la vida misma. Y como tú, pedazo enorme de geniazo, persona súper.
Un abrazo
Yo por mi edad, tuve padres y abuelos de la guerra y oí relatos como este.
Conmueven sin duda alguna.
A mi tambien se me encoge el corazon gran post, gran poema, gran reflexion y triste realidad.
Un abrazo a los dos a Gsus y a ti.
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