LAS COSAS,
MUCHAS VECES, SON MÁS SENCILLAS DE LO QUE APARENTAN
Siempre
me ha parecido una falta de respeto con o hacia el lector contar, en un texto
previo titulado prólogo, lo que más adelante se va a encontrar. Asimismo me
resulta inservible, por no decir estúpido (bueno ya está dicho), la función de
un epílogo en cualquier libro.
¿Para
qué sirve un prólogo si su tarea no es la de aportar algo más al contenido que
precede?
¿La
función del epílogo solamente es para alabar lo magnífico que es el poemario o
la novela de fulanito de tal, cuando siquiera se ha tomado la molestia (el
escritor del susodicho epílogo) de leer en profundidad o meterse en la piel del
propio autor?
Son
premisas que con el paso del tiempo he ido adquiriendo, y a pesar de que trato
de evitarlas no puedo dejar de caer, aunque sea mínimamente, en la tentación.
Prueba de ello son las líneas que trazo sobre la obra de Lucía de Fraga, su
aportación a este DEAD ZONE, tan magnífica como arriesgada. Sin embargo, sí
quise dejar la puerta abierta a cualquier interpretación del lector.
Interpretación perfectamente válida como la mía.
Sin
más circunloquios no quiero, erróneamente, centrarme en los poemas de Vara,
sacar mi visión y plasmarla aquí sin ningún miramiento. Esa tarea se la dejo a
aquellos capaces de entender los versos y permitirse el lujo de aclarárnoslos,
pues no todo el que lee poesía sabe lo que lee muchas veces. Yo no soy de esos,
mi mástil no es el de esclarecer. Es preferible, por lo menos bajo mi humilde
punto de vista, plantearse lo siguiente: ¿quién es este señor?, ¿quién es Vara
y qué intención tiene con todas las tareas que afronta a través de su editorial
NEURÓTICA BOOKS?
Vara
es un ente que desde que estoy anclado en el mundo blogger tiene un deseo muy
claro. Y ese no es otro que el de provocar al lector. Provocar mediante
aspectos que algunos podrían tachar, quizá, de escandalosos, pero aspectos que
a ti, a mí y al vecino de enfrente le interesan, aunque sea por puro morbo, y
usando esa canal de comunicación, tan válido como otro cualquiera, mueve la
cultura e incluso, no sé si consciente o inconscientemente, va mucho más allá:
hurgar en aquellas mentes atrofiadas por una sociedad de consumo empeñada en
etiquetar todo lo que se le pone por delante, y lograr un mínimo de remordimiento
con el que nos planteemos si las formas que estamos usando para salir de los
escaparates son las adecuadas.
Ver
que esas opiniones tan placenteras, realmente, están ahí en cada uno de los
proyectos que afronta este señor multidisciplinar afincado en Cataluña, no es
algo fácil. Lo jodido de todo es que habrá mucha gente que no se sienta
interesada por esta labor. Allá ellos.
No
vale ver el morbo del sexo, la rabia del dolor en el amor o desamor en sus
versos o en las interpretaciones de los poemas de Lucía. No, eso no es
suficiente.
Es
tan obvio como ponerse a leer y a continuación pensar. Sí, has oído bien,
pensar. No es tan difícil, créeme.
Las
cosas, muchas veces, son más sencillas de lo que aparentan. Se lo dice un
tuerto.
Ángel
Muñoz
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