lunes, 28 de enero de 2013
4 poemas a la muerte de Emily Dickinson
1013
Morir por ti sería insuficiente,
el Griego más vulgar podría hacerlo.
Vivir, Amado, es más difícil-
Te ofrezco incluso esto-
Morir es poca cosa, algo pasado,
pero vivir lleva consigo
morir múltiples veces- sin el
Respiro de estar muerto.
1129
Di toda la Verdad, pero entre líneas-
la clave está en el Circunloquio
pues no soportaría nuestro débil Placer
su brillante y soberbia aparición.
Igual que le acercamos el Relámpago
a los Niños, con amables respuestas,
la Verdad debe deslumbrar pausadamente
o no habrá hombre que no quede ciego-
1159
Las grandes Avenidas del silencio
daban a los Vecindarios de Pausa-
No había Desacuerdos- ni Carteles-
ni Universo- ni leyes-
Los Relojes marcaban la Mañana, y Campanas
llamaban a Distancia por la Noche-
Pero el Tiempo no tiene base aquí,
pues terminó su Plazo.
1212
Dicen algunos
que una palabra muere
cuando es dicha.
Yo en cambio opino
que comienza a vivir
justo ese día.
Etiquetas:
Emily Dickinson,
libros,
poemas,
poesia,
poetas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario