lunes, 23 de julio de 2012

EN LETRATLANTICA recuerdan mi olvidado AMOR MANUAL






Título: Amor manual

Autor: Ángel Muñoz
Editorial: Talentura
PVP.: 10,00 €
Pgs.: 100
ISBN: 9788493765989

La primera vez que Ángel Muñoz me habló de su libro de poemas, Amor manual, pensé en lo único que podía pensar una cabeza como la mía: onanismo. Después, me di cuenta de que "manual" se refiere a aquello que se hace con las manos e imaginé a Ángel, con esa forma que tiene de ser construyendo amores como quien hace filigranas. 
Me sumergí en sus poemas, en estos poemas que se entrelazan para no dejar ni un resquicio entre los amores que conforman nuestra existencia: el fraterno, el de la amistad, el paterno y materno y, por supuesto, el carnal.
El libro se divide en tres partes: "remotas periferias", "adyacente" y "cuando tú", todo prologado por Alejandro Céspedes y epilogado por José Naveiras.
Desde el principio "Esmerarse en el aliento/ de ilusiones pueriles", Ángel avisa de que no vamos a quedarnos en un presente insustancial por la falta de perspectiva o expectativas, sino que vamos a iniciar un viaje a todos los estratos del hombre que es ahora, pero que se construye con el ayer y con el mañana.
Dice Alejandro Céspedes: "las palabras heredan orfandad de las ideas y todo lo que es huérfano es susceptible de ser adoptado." Y, sí, es fácil adoptar los versos de Muñoz porque son maleables, juegan con el subconsciente colectivo y rememora imágenes que todos hemos vivido, aunque el cuerpo conductor sea otro: "Una ducha en mitad del patio/ y prestar el cuerpo a la suerte./ Caserío de chicharras violinistas." 
A la tradición, a la vuelta a los campos de Castilla, o los olivos, o la tierra que sustenta a las mujeres que dan el pecho a niños lactantes que un día se irán para ser hombres lejos y encontrar el amor en una mujer que se bebe el asfalto, Ángel Muñoz une la deconstrucción de la forma sabida, de la sintaxis de siempre: "Los gemidos pastaban/ en el intento por huir/cuando los padres de repente."
Escribe Naveiras en el epílogo: "Después de tropezar con el amor, el de verdad, que no el amor verdadero que los cursis y relamidos tratan siempre de describir." Es decir, el amor que se mancha las manos, el amor que no es perfecto, el que sucumbe ante una cama nueva y su hunde ante el dolor de una madre.
Ángel Muñoz no es un poeta perfecto, ni falta que le hace. A Ángel Muñoz se le nota el defecto, se ve dónde pierde la fuerza y dónde su voz es capaz de derrumbar muros. Pero es, precisamente ahí, en su debilidad, donde a Ángel Muñoz se le ve la grandeza. Como lo fue de los grandes, como lo será por siempre.
 
 
extraído del blog LETRATLANTICA
 
MIL GRACIAS 

No hay comentarios: