Se inaugura mañana, en CaixaForum Madrid,
una espléndida exposición de los fondos de la obra gráfica de William Blake en
la Tate Britain, y este próximo jueves 5 de julio, a las nueve de la tarde,
cuatro poetas, convocados por Antoni Marí, nos reuniremos en un salón de
CaixaForum para rendir homenaje al visionario autor de «El tigre». Jorge
Riechmann, Antonio Martínez Sarrión y Carlos Marzal leerán algunos de sus
poemas, y yo hablaré un poco del William Blake poeta y artesano y leeré una
muestra de las traducciones que he ido haciendo estos años de Canciones de Inocencia y Experiencia.
Una manera hermosa de despedir el curso o de saludar al verano, que cada cual
escoja. Y una oportunidad casi única de acercarse en persona a una de las
obras más fascinantes del romanticismo europeo; un auténtico prodigio de
intensidad, de gracia, de fuerza imaginativa.
Dos de los poemas que leeré son,
justamente, estos «Jueves Santo»: el primero, encuadrado en el ámbito de la inocencia; el segundo, en el de la experiencia. Hay que leerlos en relación
dialéctica, como la cara y la cruz de una moneda que es nuestra vida misma. El
segundo es también una muestra de esa crítica social que Blake deslizaba una y
otra vez en sus versos y sin la cual, en rigor, no cabe entender su energía visionaria,
que es como decir su afán revolucionario, su anhelo de una utopía digna de las
mejores cualidades del ser humano.
jueves santo
Fue un Jueves Santo, limpios sus rostros
inocentes;
de dos en dos, de rojo, azul y verde, los
niños desfilaron,
guiados por canosos alguaciles con varas del color de la nieve,
y en la más alta torre de San Pablo
fluyeron como el Támesis.
Cuántas me parecieron, estas flores de
Londres;
en grupos se sentaron, brillando con luz
propia.
Se escuchaba un rumor de multitudes, mas
eran multitudes de corderos,
miles de niños y de niñas que elevaban
sus manos inocentes.
Como un viento inmenso dieron su voz al
cielo,
como truenos armónicos en los podios
celestes.
Y debajo, sentados, los ancianos, sabios
guardianes de los pobres.
Sed piadosos por tanto, no vayáis a negar
a un ángel vuestra puerta.
*
jueves santo
¿Qué tiene
de sagrado ver, decidme,
sobre una
tierra rica y floreciente,
niños que la
miseria ha encadenado,
nutridos con
mano usurera y fría?
¿Es una
canción ese llanto trémulo?
¿Tal vez una
canción de regocijo?
¿Con tantos
niños miserables?
¡Qué tierra
de pobreza!
Y su sol
nunca brilla.
Y sus campos
son yermos desolados.
Y sus sendas
están llenas de espinos.
Y el
invierno es eterno.
Pues
dondequiera que relumbre el sol,
y
dondequiera que la lluvia caiga:
ningún niño
conocerá la hambruna,
ni la
pobreza espantará a la mente.
trad. J. D.
extraído del blog de JORDI DOCE
No hay comentarios:
Publicar un comentario