martes, 10 de julio de 2012

Un poema de RAFAEL CADENAS


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DERROTA
Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo
     que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido
     por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la
     respuesta fue una risotada
que no podré formar nunca un hogar, ni ser brillante,
     ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas
     porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente
     por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quien me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables
     que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante
     seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más
     aletargados que yo /"Ud. es muy quedado,
     avíspese, despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas
     estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París
     ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en
     mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico
     aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta
     igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado por relámpagos de falsedad y no
     he podido derribarme, barrer todo y crear de mi
     indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura
     nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para
    seguir burlándome de los otros y de mí hasta el
    día del juicio final.


EXTRAÍDO DEL BLOG DE DAVID GONZÁLEZ

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