jueves, 10 de mayo de 2012
Unas líneas sobre RELATOS DEL HUMO (Y HACHÍS) de Pepe Pereza
Escribir algo, unas frases siquiera, sobre el libro de relatos cortos que Pepe Pereza ha publicado con la editorial Origami no es una tarea que resulte difícil. Y digo esto por dos cosas fundamentales: a) ya conocía y seguía la escritura/línea de Pereza, y b) es un libro de una lectura muy sencilla lo que no debe llevarnos a error en el contenido que nos espera.
Está claro que Pepe se ha forjado a sí mismo con el paso de los años evolucionando de una manera muy clara en su escritura. Algo que por otro lado no es inhabitual siempre que precies tu propio trabajo. Muestra de ello es el salto cualitativo que ha dado desde su anterior libro de relatos "Putas" hasta este "Relatos del humo y hachís".
En los relatos del humo y hachís, e incluso en la propia portada, parece que vaticina algo que puede resultar obvio. Seamos claros: drogas. Pero no, o al menos no en una determinada medida. El hachís o las drogas en general: LSD, speed, cocaína, etc; son excusas para mostrarnos el lado más, quizá, lírico del autor. Pues los textos están cargados de eso precisamente, de un indudable lirismo en donde se puede apreciar el gusto que siente el autor por la poesía. Evidentemente no descarta sus lecturas-base como son Kerouack o Buko a la hora de narrar, pero Pereza ha conseguido su sello propio en este libro.
Un sello propio que lleva a contar historias propias, siempre duras y con un sentido de la soledad tremendo. Pero una soledad, bajo mi humilde punto de vista, escogida. No es lo mismo la soledad escogida que la soledad forzosa. Esto ya se atisba en los relatos de infancia que narra en primera persona incluidos en el apartado de NO FICCIÓN, y por supuesto también en HÍBRIDOS y FICCIÓN. En estos últimos incluso es capaz, y lo logra de una manera sublime, meterse en la piel del protagonista de cada uno de los relatos.
No quiero aburriros con más peroratas. Es mejor que os hagais con el libro y página a página el mundo de Pereza os absorba, como ha conseguido conmigo.
El peloteo, el dorar la píldora no me va. Pero os diré una cosa, cuando empecé a leer a la generación beat me fascinaron. Ahora no tanto, es cierto. Mis lecturas van por otros derroteros aunque no pueda eliminar la pátina que los Ginsberg, Neil y compañía dejaron en mí. Pereza no creo que sea beat, ni va de beat, ni siquiera lo pretende por mucho que la gente quiera encasillarle. Pereza va de lo que es: de Pereza.
Ángel dixit.
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