Me voy a desnudar para ti
Como si fuera un rito ancestral y mítico,
Lenta,
Suavemente.
Dejando que se despiertan mis sentidos
Y que mi cuerpo hable y mi boca calle.
Acaricio mi cuerpo por encima del vestido,
Mientras mi piel ya se encarga de erizarse.
Paso las manos de los pechos a las caderas
Y siento un temblor dentro de mí que quiere continuar.
Me suelto el pelo que llevaba atado en una coleta
Y me agito para que mi melena caiga sobre mis hombros.
Sigo tocándome a través de la ropa
Y tú hipnotizado, me ayudas con la cremallera.
Ya está en el suelo el velo encantado
Que cubría mi carne de tu mirada lasciva,
Pero ahora, aún queda lo más delicado
Y tú ya clavado en la silla ardiendo en deseo.
Mi sujetador de tul negro te niega parte de mis pezones,
Tapados por medio raso negro envidioso y egoísta
Que se lo quieres comer a fuerza de tela y encaje.
Los corchetes ya están sueltos...pero mis pechos siguen cubiertos.
El escaso vello de mi pubis parece una pradera
A la que un cielo primaveral se ha vuelto negro.
Negro tul que todo lo oscureces y hasta los muslos enlutas.
He dejado sólo una lámpara en el suelo.
Cierro los ojos y me aprieto los pechos
Rezando una letanía de lenguaje corporal,
Repitiendo entre dientes “eres mío, no soy tuya”
Mientras me bajo las tiras del sujetador.
Las pongo bajo las axilas frescas y sensuales
Y,
Poco
A
Poco,
Me siento entre tus piernas prestas a saltar.
Me vas quitando la braga al besar mi espalda inmaculada.
Al suelo la tiraste.
Un triste pedazo de tul ensalivado.
Y agarras mis nalgas como dos esferas celestiales.
Me giras y hundes en mi escote tu cara de sátiro;
Con los dientes vas quitando aquello que yo dejé.
Y mis pechos al aire te enloquecen,
Con su llana redondez y esa flor en el centro que es de rosa y jazmín.
Mis rosados pezones brillan con tu saliva
Y yo siento la rapidez de tu lengua sobre mis rosas claras.
Soy de mármol en un cuarto oscuro y tus manos morenas
Que no se cansan de acariciar mis pechos hasta hacerte llorar.
Bautizas con tus lágrimas mis senos,
Das sentido a la ceremonia ritual.
Me coges en brazos como si fuera una niña
Y me empiezas a lavar el maquillaje.
Despiertos mis sentidos,
Desnuda sacerdotisa soy.
Yo, dura como la roca
Y tú, un sacrificio al dios del Metal.
Muere, con mi afilado cuchillo
Oculto entre mi piernas.
L. Fraga.
Extraído de su blog NOSTALGIA DE ACERO
LUCÍA FRAGA ES UNA DE LAS POETAS ANTOLOGADAS EN LA MANERA DE RECOGERSE EL PELO EDITADO POR BARTLEBY.
LUCÍA FRAGA ES UNA DE LAS POETAS ANTOLOGADAS EN LA MANERA DE RECOGERSE EL PELO EDITADO POR BARTLEBY.
1 comentario:
Me ha parecido un tesoro de poema, muy artístico, lleno de visiones y escenas teatrales, todo un ejemplo de buen hacer.
Gracias por traerlo, un abrazo.
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