domingo, 13 de junio de 2010
UN POEMA DE LUIS IZQUIERDO
DOS HERIDOS EN LA BATALLA DEL EBRO
De tanto investigar la cicatriz
en la rodilla de mi padre ( fue en el Ebro
donde le hicieron- felizmente,
según él no decía y yo interpreto-),
llegué a adquirir una conciencia rara
de herido por la guerra.
Y la experiencia intacta
de haber sobrevivido a todo aquello.
No caído por Dios ni por España,
mi padre dio en vivir, se irresignó
y fue un hombre tranquilo y desafecto
al régimen triunfante, con sus bromas
calladas y algún gesto. Pero entonces
apenas le entendía
porque era -años cuarenta- el inocente
resultado ejemplar de aquel colegio.
Hoy reconozco el corte
de mangas que mi padre
dedicaba a unos años sometidos
a alzar el brazo y disfrazar el miedo.
Heridas como aquella no se olvidan.
Quedan reminiscencias, cicatrices
de la guerra incivil de todo un pueblo,
pero llamar cruzada a otra cruzada
tiene delito, o gracia,
pues intervino el clero.
(Vivir no era verdad, sólo la farsa
vigilaba las calles y las aulas
con dos retratos, y la cruz en medio).
Poema de LUIS IZQUIERDO extraído de su poemario NO HAY QUE VOLVER editado por LUMEN, y con prólogo de Ramón Andrés.
Foto ilustrando el poema inédita de Voltios.
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