martes, 4 de agosto de 2009

DE UNA ANÉCDOTA, DE LA CASUALIDAD ESQUIVA

En una librería



Compré dos libros,
Aullido de Allen Ginsberg
y Madrigales de la pensión
de Bukowski.

Quedé con ganas de más.

Pero de dinero,
con la situación,
raro es el que no va justo.

Al salir de la tienda,
tropecé con la moqueta.
Quizá una arruga.
No clavé los cuernos
de milagro.

Supe mantener el equilibrio,
y a la vez,
fijarme en una moneda de euro
tirada en el suelo.

Mi esquiva casualidad,
puso ese euro en mi camino
para completar el coste
de Gólem
de Panero.

Me llevé tres.

Los reflejos se aliaron conmigo.

De no ser así,
algún diente jodido,
el euro al bolsillo del dentista,
y Panero en el estante de la librería.

Por fin.

¡Ya está bien de regatearme,
puta casualidad!






Inédito de Ángel Muñoz

1 comentario:

Anónimo dijo...

...otra vez te ha salido la belenesteban de las entrañas; yo prefiero el sentimiento de lo ocurrido a la "NARRACIÓN" de lo ocurrido...

...no me ha gustado, lo veo muy forzado...

...paz y amor y el plus pal salón..