En primer lugar siento mucho no estar en disposición de aportar foto alguna de este fin de semana tan maravilloso, dicho queda de antemano. En cuanto pueda, lo haré, sin duda.
Partimos de Madrid el Viernes, en auto, el Ave nos salía un pelín caro. Viaje ameno, buena música, buena compañía, todo perfecto. Kebran me avisó al llegar, él primero, a Córdoba. El jodío se fue con la alta velocidad. Nosotros llegamos un par de horas después, y entre buscar el alojamiento, comer, y demás nos dieron las cuatro y pico hasta que empezamos a ver un poco la ciudad.
Que os voy a contar de los monumentos de la misma tan conocidos, Mezquita-Catedral, Alcázar, Judería, Sinagoga, Museo Arqueológico, Mediza Azahara, Caballerizas Reales, Puente Romano, Casa de Sefarad (España en Hebreo), y miles y miles de patios majestuosos cordobeses.
Entrada la tarde-noche del viernes Kebran, Ana Patricia (un beso maja), May y yo nos dispusimos a hacer la ruta alternativa cordobesa, la que nos enseñó Ana. Joer el tapeo, los locales, el duende de la ciudad, y oye, como conoce esta chica su hábitat. Gracias Ana por los paseos y la búsqueda de librerías (aunque la mayoría cerradas) que nos llevó a adentrarnos en la Córdoba laberíntica.
Pues ya digo, viernes-noche transcurrió así y también Sábado tarde. Hablando de flamenco, de poesía, de vida, en teterías, de claveles, proyectos o no. En fin miles de cosas que no quedarán en el tintero, seguro, y la promesa de ejercer de buenos anfitriones cuando ella venga a Madrid.
Kebran, el tío, un monstruo, fue más hábil que nosotros, se alojó en el corazón de Córdoba, un sitio güeno como dicen por allí. Lo digo porque el nuestro estaba a tomar viento, y la segunda noche, las sandalias me hicieron unas rozaduras de narices que aún me duelen.
Conseguí hacerme con un libro de poesía palestina. Cuando vaya echándole un ojo iré colgando poemas. Y pasé mucha calor. Joder, si llegué a meterme en una fuente como hacen los guiris cuando vienen a nuestro país. Pero no estuve sólo, May me acompañó en la empresa de calmar el calentón de los pies.
Conocimos gente buena, no sólo los mencionados. No puedo olvidar al Hombre Pájaro (Bird Man), unos franceses de Perpignan, las chicas cántabras, y más y más.
Al final, el domingo, hartos de flamenquines (rollito empanado y relleno de lo que sea, pero el jodío siempre está bueno), calor, poesía, paseos, monumentos y rozaduras y ampollas (me acuerdo de Ana y sus pies), volvimos a Madrid por la A-4, el camino de retorno de los condenados.
Ahora, os escribo esta medio no sé si crónica o como cojones llamarla, desde el puesto de siempre.
Un beso fuertote en cada mejilla a todos y a todas.
Perdonad la redacción, y demás fallos, está escrito todo en vivo.
Voltios dixit
P.D: Kebran, esos poetas becquerianos mercenarios de mujeres, como nos joden, eh!
6 comentarios:
Las gracias a vosotros.
Ana Patricia
No dejes de pasarte por aki ana, y no ceses con lo de groenlandia, es lo único que nos queda, revistas así, frente a las grandes editoriales.
Un besazo a ti y mil gracias.
Para lo que kieras.
Ángel.
buena crónica del reportero dicharachero
un abrazo
Kebran
Gracias kebran, a tus pies sir.
;)
Me alegra mogollón ese espíritu aventurero que os caracteriza.
Un abrazo y a cuidarse los pies, pá podé seguí caminando. Muakas!
mil gracias aurora, abrazos, ya estoy con calzado más cómodo, por las puñeteras rozaduras.
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