Sin decir
Me dicen que diga
y no digo,
pero cuando digo,
joder,
no les parece bien
lo que digo
y como lo digo.
Entonces suenan bocinazos,
y algún jilipollas
hace la rotonda por donde no debe,
dándome una pitada tremenda.
No digo nada,
le enseño el corazón,
el dedo.
Y sigo por mi camino.
Así es como voy funcionando,
procurando decir lo justo
a quién debo,
aunque no les parezca bien,
porque de este modo,
nuevo,
diga lo poco que diga,
será suficiente
para no tener que volver
a mostrar más el corazón.
Y esta vez
no hablo del dedo.
Prestar
Cuando era un crío,
María José me gustaba tanto
que llegué a perseguirla,
a escondidas,
un montón de veces
hasta su portal.
Me tenía imantado,
y ahora que lo pienso,
desde la distancia,
tampoco era gran cosa.
Sería,
tal vez,
porque fue la única chica
que a los quince años,
se fijó en mí
para prestarle cien pavos
y gastarlos en los recreativos.
Ahora,
cada vez que vuelvo a mi barrio,
donde tantos sacos de lágrimas
he llenado por fracasos vitales
que aunque no lo sepas
siempre van a llegar,
doy un rodeo tremendo
a la estación de cercanías,
para no encontrarme
a María José
en el puente sobre las vías.
Donde me pidió
cien pavos,
y donde cada día
que me pilla,
al reconocerme,
vuelve a pedirme
cinco o diez euros.
Para pagar la cunda.
Inéditos de Ángel Rodríguez. (voltios)
11 comentarios:
Ángel, excelente el poema que lleva como título "Prestar".
Me ha tocado.
Un cordial saludo, nos leemos.
Gracias castorin tío. seguimos on the road
Ya me pongo tu blog en mis enlaces. Ahora me pego un vsitazo en profundidad al tuyo ¡Nos leemos!
Ahí estamos julio
nos leemos
Un buen par de poemas. Fluyen muy bien, Ángel.
A ver si me leo lo que me pasaste y te digo que me parece.
Un abrazo
;)
ah, cuando uno dice, siempre hay problemas. incluso si te quedás callado.
... sin dudas, fue gran "cosa". y lo es. escribiste un poema, sea o no sea real la situación.
un abrazo más, Ángel. muchas gracias.
Gracias javi, espero que te guste lo que te pasé.
Auroraza, siempre fiel a mi blog, un pedazo de guiño para ti también.
Bibi, gracias, de corazón por tu visita, la valoro mucho, y si, realmente es una situación tan real como estas letras que estoy escribiendo, esa es la pena.
Ángel dos poemas que sobrevuelan el cielo pero a ras de suelo, desnudos y profundos como la realidad.
Arrumaco después del café.
Gracias Bego por tu pasada, hoy, fíjate, después del día que he pasado creo que me voy a tomar un café, aunque ya te dije que no acostumbro. Eso sí, descafeinado.
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